Un festival de lujo, sin resultado... sin caridad
Este año se conmemoró el “305 Año Académico” de la Real Academia de Medicina de Sevilla y, entre uno de sus actos, el obligado discurso protocolario titulado “Cirugía Estética del contorno corporal…” En verdad que sorprenden los continuos avances de la Ciencia Médica en todo el mundo, en beneficio de la salud humana…, pero hay una serie de enfermedades de naturaleza genética a las que todavía no ha podido vencer la Medicina. Sin embargo es mucho, muchísimo, lo que con la generosidad de todos podrían cubrirse muchas de las necesidades de una infinidad de niños y jóvenes sin suficientes recursos, afectados del síndrome de Daws y otros, acogidos en APADENI. El último Festival Taurino en nuestra Plaza Real, a favor de dicha Institución, no volvió un año más a dar, desafortunadamente, el ejemplo de un acto multitudinario de generosidad, de apoyo social, acorde con la importancia del fin económicamente tan humano y hermoso que se busca en ellos. El “Festival” de este año alcanzó más altura artística y presentó, en parte, un ganado muy digno para un festival de esta categoría. Participó en primer lugar nuestro matador José Luis Galloso, Antonio Domecq y Octavio Chacón sin cobrar un euro ellos ni sus correspondientes cuadrillas…, mientras que las restantes del cartel, hicieron un desafortunado ejercicio de complacencia taurina cobrando su trabajo. Resulta grave, desde cualquier punto de vista, que quienes forman parte de una profesión que durante siglos se ha caracterizado por la generosidad de todos sus componentes, desde los matadores más encumbrados -como lo fue Rafael Molina (Lagartijo), que tantas limosnas dio con la derecha que no se enteró la izquierda-, hasta el más modesto monosabio, existan otros diestros y sus cuadrillas que no terminen de identificarse con la idea de hacerse más solidarios y renueven su talante interior para recuperar la vieja imagen que ellos han perdido, de que deben regresar a pertenecer a la gran familia taurina, a esa admirada clase de hombres, de artistas, valientes y desprendidos, que han dejado y muchos lo siguen haciendo, una estela imborrable de actos generosos en ayuda de los necesitados. El colofón-mensaje de estas líneas va con la velocidad de un dardo, cargado de simbolismo y apuntando directamente a esa gran cantidad de gente, sean o no aficionados, que sufriendo lo que ya se considera una perversa hipertrofiada en el pedir derechos, carece en cambio de sentido, de solidaridad humana, de hacer justicia social con unos cuantos euros, de sensibilidad cívica, para acudir presto a apoyar a esa legión creciente de niños y niñas que tienen los mismos derechos que todos nosotros y que le vuelven la espalda por que no entienden que la vida no es sólo pedir, es más vida cuando se obliga a dar a los demás, a los que lo necesitan.
Carlos V. Serrano |
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