Toros en El Puerto
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A las 13:00 horas, del pasado día 1 de junio, los miembros de la Tertulia Taurina “Cambio de Tercio”, de Puerto Real (Cádiz), y personas invitadas, asistieron al recinto de la tradicional Feria de dicha ciudad, a la presentación del boceto del Monumento al famoso diestro portorrealeño Bernardo Gaviño Rueda, realizado con extraordinario parecido al torero, en su constitución corporal, semejante al que tendría el año de su fallecimiento, y con una figura escultórica rayana en la perfección, por las manos del escultor D. Jesús Cuesta Arana -natural de esa hermosa y entrañable ciudad de Alcalá, que lleva el toponímico “de los Gazules”, al que Juan Zaldívar, en un artículo de ABC de Sevilla, aparecido en septiembre de 1967, le agregaba: “…Corazón de la Ruta del Toro”-, y a un brindis a su memoria. Semejante acontecimiento no podía faltar en nuestra página web.
El sueño de
muchos aficionados de
Puerto Real, de contar
con ese monumento de su
célebre torero, uno de
los más grandes del
siglo XIX, comienza a
ser un hecho real. Tras
la presentación citada,
el brindis se celebró en
la calle de la Feria a
nombre de Gaviño. Qué
hermoso resulta a todas
luces este loable
empeño, protagonizado
por los taurinos de
“hueso colorado” de una
ciudad, por rescatar la
memoria histórica de una
figura que les pertenece
por derecho. Es un
ejemplo que debiera
cundir para que se
alimente el orgullo de
nuestro pasado, evocando
a figuras que nos
proyecten hacia el
futuro… Bernardo Gaviño Rueda, matador de toros, nacido en Puerto Real (Cádiz) el (20-08-1812), por lo que era del signo Leo, hijo de José Gaviño y de María de las Nieves Rueda. El día (03-02-1886) sufrió una tremenda cornada y fue trasladado de Texcoco a México, donde residía, y donde murió a las nueve y media de la noche del (11-02-1886), tras medio siglo de toreo. Fue un torero muy popular en la República mexicana, de donde le hizo natural algún escritor. Era pariente, aunque lejano, de Juan León (Leoncillo), de quien recibió las primeras lecciones en el Matadero de Sevilla. Luego trabajó a las órdenes del matador de toros Bartolomé Ximénez y del novillero Francisco Benítez Sayol, estoqueando toros en varias ocasiones. Hacia 1835, estando sometido a la férrea disciplina del Seminario de Sevilla y añorando su libertad para dedicarse al toreo que llevaba grabado en su mente, marchó a América. Estuvo en Montevideo y después pasó luego a Cuba y finalmente a México, donde fijó su residencia. En la República mexicana toreó con gran aplauso, tomó la empresa de varias plazas y alternó con diestros españoles, siendo al mismo tiempo director de lidia y maestro de muchos toreros mexicanos. En 1854 publicó en La Habana don José Corrales Mateos una biografía de Gaviño, y en ella decía: «... era un torero de genio que ejecutaba las suertes según las circunstancias en que se encontraba; de corazón sereno y de una gracia singular. Conocedor del toreo de Juan León y de otros contemporáneos, no se vicio en cuanto al arte, conservando, en medio de toreros extravagantes, el sello de lidiador andaluz, así en el método de torear como en el vestir.» El (31-01-1886) se celebró en Texcoco (México) una corrida con motivo de sus ferias, y Bernardo Gaviño fue matador contratado, presentándose con la mediocre cuadrilla que le acompañaba. Dice al respecto Recortes: «La lidia del primer toro se llevó sin contratiempo alguno, y Gaviño mató al bicho de un mete y saca igual a los que había dado en sus juveniles años. En el segundo, una marimacho que intentó banderillear, fue enganchada por las res y herida, aunque no de gravedad, matando a este toro el segundo espada, José de la Luz Gavidia. En tercer lugar salió por la puerta de chiqueros un toro negro zaino, meleno, bien encornado y de pocas libras, perteneciente a la ganadería de Ayala. El toro resultó bravo, tomó ocho puyazos, matando dos caballos, pasando a banderillas con mucho poder y ligereza de patas. El viejo Gaviño estaba contentísimo y hacía elogios de la nerviosidad del burel. Tocaron a matar, y el diestro de Puerto Real, que vestía terno negro, con adornos de seda negra, armó la muleta y se dispuso a estoquear aquel toro, que había sido por su temperamento el terror de la cuadrilla. El anciano espada, pues tenía entonces setenta y seis años de edad, con gran serenidad y completamente solo en el centro del ruedo, se fue hacia la res, presentando la muleta, que el toro tomó bien; pero al rematar el pase se revolvió como un miura, y como el caduco torero no tenía ya el vigor necesario para afirmarse en las piernas, fue cogido por la espalda, suspendido y engatillado, recibiendo una herida en la proximidad del ano, hacia la derecha, en la región anatómica llamada por los facultativos hueco isquio rectal. No obstante lo doloroso de la lesión y que causó abundante hemorragia, detalle del que se dio cuenta Gabiño, pues llevó la mano al sitio lesionado y la apartó tinta en sangre, no se acobardó, y con entereza de ánimo y por su pie se retiró a la enfermería, que no era tal, sino un sucio y desmantelado cuartucho que tenía en uno de los rincones una vieja cama y en el otro un montón de heno. La gravedad de la herida, por la infección que sobrevino, comenzó cuarenta y ocho horas después de la cogida, y el viejo torero, en los momentos de fiebre, deliraba con asuntos de tauromaquia, recuerdos de sus campañas y de los percances sufridos. Pues, bien, conocida ya la trayectoria de Bernardo Gaviño Rueda, que hasta hace muy poco tiempo era un personaje desconocido, llegó de México a El Puerto de Santa María, nuestro colaborador Juan Zaldívar Ortega, curiosamente nacido también en Puerto Real un 20 de agosto, con noticias frescas sobre la vida profesional de su paisano en México. La Tertulia “Cambio de Tercio”, de Puerto Real, que con tanto éxito camina de la mano de D. Juan Manuel García Candón, invitó al doctor en Veterinaria, Juan Zaldívar, a dar una conferencia en su ciudad natal, de la que se publicó un opúsculo, titulado: “Un Matador de Toros Septuagenario: Bernardo Gaviño Rueda”. Posteriormente volvió a dar una segunda charla sobre Gabiño y a estas alturas existe en la imprenta una segunda publicación, a la espera del Prólogo. La portada llevará el boceto del Monumento y se presentará en la Feria de Puerto Real de 2008.
4 junio 2007 |
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