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Michelito Lagravere,
Oreja para Michelito de un gran toro del Capea y trofeo para Espada en Arles
19 Abril 2014Arles (Francia) Festejo matinal. Un toro de San Pelayo, el segundo, y otro de San Mateo, el quinto, de nombre "Navajito", número 16, negro de capa y de 540 kilos, premiado con la vuelta al ruedo; y cuatro novillos, primero, tercero y sexto de San Mateo, y uno más, el cuarto, de San Pelayo.La plaza tuvo un cuarto de entrada.
El rejoneador Ginés Cartagena, silencio y ovación.
Michelito Lagravere, ovación tras aviso y oreja tras dos avisos.
El novillero Francisco José Espada, ovación y oreja tras aviso.
El matador de toros mexicano Michelito Lagravere cortó una oreja de un gran toro del Capea, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre, en la corrida matinal celebrada hoy en Arles (Francia), en el que el novillero Francisco José Espada sumó también un apéndice.
"NAVAJITO" DE ORO
Bonito e interesante festejo el que, a priori, se programaba en el coliseo de Arles, especialmente por el debut en ruedos europeos del jovencísimo torero mexicano con raíces francesas, de 15 años, Michelito Lagravere, que, en cierto modo, no defraudó.
Lo más destacado de la matinal fue, en cambio, la pelea del toro "Navajito", bravo en las tres varas que tomó, con dos derribos incluidos, y con clase en la muleta.
Michelito, algo acelerado frente a su primero, tuvo el mérito de centrarse con él para aprovecharlo a lo largo de varias series templadas, entre las cuales destacó una sobre la mano izquierda.
Agarró una gran estocada, pero el toro se "amorcilló", ralentizando así su final y dando tiempo a que sonaran dos avisos. Esa tardanza en caer enfrió el ambiente, propiciando que su matador perdiera el segundo trofeo. La ovación más fuerte de la mañana se la llevó "Navajito" en la vuelta al ruedo en el arrastre.
También anduvo un punto acelerado Ginés Cartagena en su primero montando a dos caballos difíciles de controlar. Y también se atemperó más de la cuenta en el cuarto, aunque aquí llegó a ofrecer una actuación estimable, emborronada a última hora en la suerte suprema.
Lo mejor del novillero Francisco José Espada fue no desanimarse a pesar del aire que molestó durante sus dos faenas, destacando sobremanera en la que realizó al astado que cerró plaza, con el que consiguió momentos notables que le valieron para pasear una oreja. EFE

