Albacete. Toros de Montalvo, muy bien presentados y de juego desigual. Destacaron, sobre todo, tercero y sexto, dos buenos toros. La plaza registró tres cuartos de entrada en tarde nublada y de temperatura agradable

Diego Urdiales: estocada que hace guardia y nueva estocada (silencio tras aviso); y estocada delantera y contraria, y descabello (pitos).
Juan del Álamo: pinchazo, estocada tendida y dos descabellos (ovación); y estocada tendida (oreja).
José Garrido: estocada (dos orejas); y estocada y tres descabellos (oreja).

En cuadrillas, El picador Aitor Sánchez recibió una gran ovación tras la suerte de varas al tercero; y los subalternos Jesús Díez y Francisco Gómez saludaron montera en mano tras banderillear al sexto.
 

El diestro José Garrido cortó tres orejas y salió hoy a hombros en el octavo festejo de la feria de la Virgen de los Llanos de Albacete, en el que Juan del Álamo sumó un apéndice y Diego Urdiales se fue de vacío con el peor lote en conjunto.

GARRIDO SE REVALORIZA

 

Urdiales llegaba a Albacete con el recuerdo aún presente de su gran triunfo en Bilbao, aunque, por unas cosas o por otras, al final, hoy no cumplió con las expectativas con una actuación de lo más discreta.

Su primero fue un toro muy medido de fuerzas y sin apenas recorrido, con el que Urdiales no pudo hacer prácticamente nada. Faena, por tanto, sin contenido ante un toro imposible para hacer el toreo.

El cuarto fue otro astado sin apenas fondo, con el que Urdiales, tras probarlo y enseñar que el animal no servía, optó por abreviar, entre el visible enfado de los asistentes, que acabaron pitando al riojano.

Juan del Álamo estuvo a muy buena altura con su primero, al que toreó con mucho mando sobre todo por el pitón derecho, por donde ligó tandas compactas y rotundas. Pudo haber "tocado pelo" de no fallar reiteradamente con los aceros.

En el quinto, en cambio, sí logró la oreja el salmantino, después de otra faena presidida por la firmeza y el valor, en la que estuvo francamente bien. Esta vez sí le funcionó la espada, y consiguió el apéndice.

El joven José Garrido fue el encargado de poner nombre a la tarde, gracias a una actuación rotunda y maciza de tres orejas.

A su primero, un gran toro de Montalvo, lo toreó de forma extraordinaria Garrido por los dos pitones. Faena grande del extremeño, excelso de principio a fin con un toreo largo y hondo, ligado y muy encajado, de nota muy alta. La estocada final dio paso a las dos orejas sin discusión.

En el sexto estuvo cumbre también Garrido con otro toro de nota de Montalvo, al que cuajó a base de temple y largura en los trazos de los muletazos que extrajo, sobre todo, por el derecho. Como estaría de bien, que le gente obvió los tres descabellos que requirió para premiarle con otro trofeo.

EFE