Madrid.  La capital mundial del toreo, Madrid, se queda sin toros en un inesperado estoconazo a la temporada 2017, práctica y forzoamente concluida. Porque la cátedra y catedral de la tauromaquia que es la Plaza de Las Ventas va a cerrar, a partir de este próximo domingo y al menos durante casi un año, por falta de seguridad e incumplimiento de las normas al respecto.

Hay varios informes sobre esta cuestión, entre ellos el de sismología, por los que el Ayuntamiento -gobernado por Ahora Madrid, profundamente antitaurinos- no autoriza ningún espectáculo de otro tipo, como los conciertos, por esos problemas de seguridad. En el planeta taurino, la medida ha suscitado críticas porque la Comunidad, propietaria del edificio, no haya hecho nada a pesar de ingresar más de 50 millones de euros en la última década.

El problema es que si el coso no es seguro para otros usos, tampoco debe serlo para los festejos taurinos, que es su función principal, por lo que en una reunión urgente entre representantes del Ayuntamiento, de la Comunidad -propietaria del edificio, declarado Bien de Interés Cultural- y la empresa Plaza 1, de Simón Casas, que se acaba de estrenar en su primera temporada de contrato, se decidió a última hora de este miércoles cerrar la plaza.

Serña después de la corrida programada oara este domingo 25, con los ciestros Uceda Leal, Iván Vicente y Ricardo Torres, que lidiarán un encierro de Martín Lorca. Ya entre prensa taurina y aficionados extrañaba que por parte de la empresa se mantuviera un extrarño silencio sobre próximos carteles, que Simón Casas tenía diseñados para los meses de julio y agosto e incluso para la Feria de Otoño, pero nunca se sospechó la amenaza de cierre.

Todo indica que la importancia de las obras, que comenzarán de inmediato, retrase la vuelta de espectáculos hasta el inicio de la campaña de 2018 el Domingo de Ramos o incluso hasta el inicio de la Feria de San Isidro. Ahora, la Comunidad debe negociar si amplía un año el cotraro con Plaza 1, que finaliza en 2021, o indemniza a la empresa, a la que le queda la opción de querellarse contra un clarísimo incumplimiento por parte de la Administración.

En cualquier caso, para la tauromaquia este cierre temporal -desde el Ayuntamiento se insiste en que sólo se debe a esos problemas de seguridad y nada que ver con su ideología contraria a los toros- es un desastre, ya que el coso de la calle de Alcalá es el único español de temporada con más de 70 festejos y está obligado a dar espectáculos todos los festivos de abril hasta el 12 de octubre, además de las Ferias de San Isidro y Otoño.

No obstante, la sorprendente noticia está siendo muy mal recibida por todos los estamentos profesionales de la tauromaquia -empresarios, apoderados, ganaderos, matadores, novilleros, subalternos y mozos de espada-, que coinciden en que con el canon de más de 5 millones de euros que la anterior empresa, Taurodelta, ha pagado durante su decenio al frente del coso, debería haberse hecho frente a estas obras. Tampoco se entiende que, con estos ingresos superiores a los 50 millones desde 2005, la Comunidad no se ocupara de mantener el edificio en condicione

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