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Urtasun,déjenos tranquilos
28 Noviembre 2024El Puerto (Cádiz) Artículo de opinión de Juan M.Quiros
No hace falta ser un lince para darse cuenta de que el Ministro de Cultura que tenemos está al borde de la ilegalidad más absoluta. Sus decisiones y proclamaciones no solo están cargadas de ideología, sino que además rozan, si no traspasan ya, los límites del abuso de poder. Todo lo que hace se ampara en la más descarada hipocresía de aquellos que ni quieren, ni entienden, ni se esfuerzan por comprender esta cultura: la cultura del toro. Eso sí, mientras atacan la tauromaquia sin descanso, el dineral que el mundo del toro aporta a las arcas del Estado lo aceptan con total silencio. Y no es un dato menor. Quizás, después del fútbol, el toro es el espectáculo que más ingresos genera.
Sin embargo, debemos reconocer que buena parte de la culpa de esta situación la tenemos nosotros, los taurinos. Porque tragamos con todo. Porque, en lugar de plantar cara y alzar la voz, preferimos callar y mirar hacia otro lado. Aceptamos lo inaceptable, como si comulgar con ruedas de molino fuese nuestra única opción.
No teníamos suficiente con que este "ministrillo" decidiera dejar huérfano al Premio Nacional de Tauromáquia este año, que ahora nos encontramos con un nuevo ataque: la exclusión absoluta del mundo del toro en la entrega de las Medallas de Oro de las Bellas Artes. Ni uno solo de los treinta galardones ha ido a parar al arte de la tauromaquia, una cultura que lleva décadas siendo parte del patrimonio artístico de este país. Y esto, ojo, ha ocurrido solo cuatro veces en más de treinta años.
A esto se suma el apagón informativo en la televisión pública, pagada por todos los españoles, que ha borrado cualquier rastro de los toros de su programación. Eso sí, el mismo ministerio que desprecia la fiesta taurina no duda en financiar películas españolas de dudosa calidad que no logran ni el apoyo de los propios familiares de sus creadores. Todo esto es una burla que sufrimos sin que nadie mueva un dedo.
Sin embargo, lo que más duele, lo que realmente sangra, es el silencio cómplice de los diferentes actores del mundo del toro. Ganaderos, empresarios, toreros e incluso los propios aficionados han guardado un mutismo sepulcral. Un silencio que, en lugar de protegernos, nos hunde más en el abismo.
Y un día, cuando nos demos cuenta, será tarde. Llegará un grupo de "antitaurinos" de tres al cuarto y nos prohibirán los toros. Así, sin más. Y habremos perdido uno de los mayores artes que existen, el único en el que se pone la vida en juego. Un arte que, pese a todo, sigue siendo grande, inmenso, y que merece ser defendido con uñas y dientes.
O nos ponemos las pilas TODOS, o estamos condenados. Este gobierno no vino a "salvar al país". Vino a acabar con todo lo que representa nuestra Fiesta Nacional.
Así lo veo, y así lo cuento.
Juan M. Quirós