Santander. 3ª de Feria. Festejo matinal. Casi Lleno. Se han lidiado toros de Fermín Bohórquez, reglamentariamente despuntados y de juego variado.

Sergio Galán, silencio y oreja.
Diego Ventura, dos orejas y oreja.
Leonardo Hernández, oreja y silencio.

 

Festejo matinal. Toros de Fermín Bohórquez, aceptablemente presentados y de juego desigual. Los mejores, segundo, tercero y sexto.

Sergio Galán: rejón defectuoso, cuatro pinchazos y descabello (silencio); y rejón trasero y caído (oreja con petición de la segunda).

Diego Ventura: rejón (dos orejas); y pinchazo y rejón (oreja).

Leonardo Hernández: pinchazo, medio rejón sin quebrar y descabello (oreja); y tres pinchazos, rejón, nuevo pinchazo, dos rejones más y descabello (silencio tras aviso).

La plaza se llenó en una mañana entoldada y de agradable temperatura al comienzo, pero de sol achicharrante en la segunda parte.


El rejoneador Diego Ventura, que cortó tres orejas y abrió la Puerta Grande, fue el gran triunfador del festejo matinal de la especialidad celebrado hoy en Santander, en el que fue protagonista también por el susto de una espectacular caída, de la que salió finalmente indemne.
VENTURA, VALIENTE Y MÁS PURO QUE NUNCA


Ventura se llevó de calle el festejo, no tanto por su heterodoxia y alardes de mucho arrojo, que salpicaron continuamente sus dos actuaciones, sino por la pureza del planteamiento e interpretación de las suertes.

Puro clasicismo en el galope de mucho temple y ajuste para parar a su toro primero montando a "Maletilla". Con banderillas, quiebros inverosímiles a lomos de "Revuelo".

El punto más emocionante fue una caída cuando cabalgaba con "Distinto". Se temió lo peor por la forma de salir despedido, el tremendo porrazo contra el suelo y los momentos entre las patas y los pitones, sin poder desembarazarse.

Fue milagroso verlo otra vez de pie, y a continuación buscando nueva montura, ahora "Califa", con el que hizo un nuevo quiebro ya en ambiente de total frenesí, clavó dos cortas más, los adornos acariciando con su frente la testuz del toro, y el rejón final. Fue tal el clamor que si no tarda el toro en doblar, le piden hasta el rabo. Pero paseó sólo las dos orejas.

El quinto, toro con menos celo, reservón, estuvo siempre al acecho. Pero otra vez Ventura, apoyándose en "Nazarí" y "Ginés", dos caballos en los que prima el valor, volvió a dejar los hierros en todo lo alto. Se cruzó un pinchazo antes del rejón de muerte, y hubo una oreja más.

Galán tuvo un primer toro que se desentendió en todo momento, obligándole a un notable esfuerzo que pudo haber tenido sus frutos de no haber sido por los reiterados fallos en la suerte suprema.

En el cuarto cuajó una faena sobria, sin concesiones, en la que marcó las pautas de un notable clasicismo el caballo "Vidrié". Aquí cortó la oreja, y hasta le pidieron una segunda.

Leonardo mezcló los dos estilos, mucho más conjuntado en su primero, al que atacó siempre de frente para consumar las suertes al estribo. Piruetas y "violines" fueron la guinda de faena premiada finalmente con un trofeo.

En el último, con más desigualdades, destacó un soberbio par a dos manos lo que se dice de poder a poder, sacando "los palos" de abajo para clavar "apoyándose" en ellos y después de dejar llegar casi al cuello del caballo. Algo excepcional. En contra, hubo rejones perdiendo el palo, pasadas en falso, banderillas "al aire" y otros fallos, fundamentalmente cuando atacó con el rejón de muerte. EFE