Mérida (Ven) 19 feb.Con más de media entrada en la plaza, se lidiaron seis toros venezolanos de la divisa de La Cruz de Hierro, aceptables de presentación y que dieron buen juego. Destacaron el cuarto, el quinto y el sexto a los que pidieron el indulto.

Leonardo Benítez: Aviso y oreja.
Antonio Ferrera: Ovación y oreja con petición de otra.
Juan BautistaSilencio y dos orejas.

El diestro francés Juan Bautista Jalabert cortó hoy dos orejas y salió a hombros por la puerta grande en la tercera corrida de toros de la Feria del Sol de la andina ciudad venezolana de Mérida.

El español Antonio Ferrera y el venezolano Leonardo Benítez cortaron una oreja cada uno.

Molestado por el viento, Benítez saludó a su primero con lances y chicuelinas. Invitó a Ferrera a banderillear y realizaron aceptable ejecución. Voluntarioso trasteo a un toro que le faltó transmisión. Mató de pinchazo, estocada que hizo guardia y estocada. Aviso.

El cuarto no le permitió lucimiento al venezolano que estuvo discreto en dos pares y medio de garapullos. Subió el tono en el último tercio al darle series de naturales y derechazos al compás de la música; se adornó con giraldillas antes de matarlo de espadazo. Fue premiado con una oreja.

Ferrera saludó con lances a su primero. Lo llevó al caballo y se gustó al sacarlo en templado quite por verónicas rematado con media de manos bajas. Devolvió el gesto e invitó a Benítez a banderillear, dando ambos un espectáculo en la suerte. Respondió el español con dos pares en todo lo alto.

El extremeño realizó variada faena de quietud con ayudados por alto y reposadas tandas de naturales acompañado de la música. Poniéndose muy cerca ligó redondos y circulares. Mató de pinchazo y media estocada y descabello y se esfumaron los trofeos.

Con larga cambiada de rodillas y un manojo de verónicas saludó al toro que trajo la emoción a la plaza. Colocó tres espectaculares pares de rehiletes. Comenzó la faena con muletazos de rodillas saliendo del estribo hasta el tercio, para seguir en los medios toreando con la derecha y por naturales que enardecieron a los tendidos. Mató de pinchazo y estocada. Cortó una oreja con fuerte petición de otra.

Juan Bautista Jalabert lanceó muy torero con la capa. Toreó con solvencia, pero sin emoción. Mató de pinchazo que demoró en caer.

El que cerró plaza fue el toro de la corrida. Embistió con buen son al capote del galo, quien lo cuidó para realizar mayestática faena al compás de la música. Continuó con largas tandas de naturales y derechazos profundos que salvaron la tarde.

Molestó el viento, pero el toro no se cansó de embestir con nobleza a la muleta de Bautista, que mandó parar la música para gustarse en muletazos de asiento y ceñidas manoletinas. El público pidió el indulto del toro, pero el francés montó la espada y la enterró en la cruz para pasear dos merecidas orejas y salir a hombros de la plaza.EFE