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Alejandro Talavante
Oreja para Talavante y El Payo en Juriquilla
04 Mayo 2013Juriquilla, (Méx) 3 Mayo. Más de tres cuartos de entrada en corrida nocturna, Toros de Xajay, variados de presentación y de escaso juego en general.
Alejandro Talavante, palmas, oreja y palmas.
Octavio García “El Payo”, silencio, oreja y palmas.
En plena sintonía con lo que se ha venido observando recientemente en plazas de nuestro país, tanto Alejandro Talavante como Octavio García “El Payo” dieron muestra del sitio que atesoran en este momento de sus carreras, así como de una gran actitud para sobreponerse a las condiciones de sus respectivos lotes del encierro de Xajay.
Abrió plaza Alejandro Talavante con un toro de presencia discreta y de embestidas sosas, esto es, con ese punto faltante de transmisión, por lo que a pesar de los detalles artísticos -que los hubo-, como el quite por chicuelinas, las trincherillas o los largos pases de pecho para rematar las series en el último tercio, la faena no terminó de trascender. En éste escuchó palmas tras un pinchazo y tres cuartos de estocada tendida.
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En el tercero, que tuvo un poco más de transmisión, pudo mostrarse Alejandro con ese toreo pleno de recursos e inventiva, como el inicio por estatuarios con cambiado por la espalda incluido, o la arrucina para abrochar las series. Faena dominadora y rematada con una estocada ligeramente desprendida, que le permitió obtener la primera oreja de la corrida.
Con la intención de rematar su actuación y conseguir otro apéndice recibió Alejandro al tercero de su lote por mecidos delantales, rematados con una media lucida, aunque conforme discurrió la faena el de Xajay fue a menos, tendiendo incluso a rajarse en las postrimerías del trasteo. Una estocada trasera y tendida fue la rúbrica, escuchando palmas a su saber estar por encima de las circunstancias.
Y otro apéndice consiguió Octavio García “El Payo” en el segundo toro de su lote. Y merece la pena destacar la valía que tuvo el trofeo, sobre todo por habérselo cortado a un toro manso que desde el caballo tendió a defenderse, llegando con peligro a la muleta. A base de insistir, dejando la muleta en la cara y tocando para evitar las huidas del toro consiguió muletazos meritorios, antes de culminar la faena con un estoconazo en lo alto. Si bien hubo algunas protestas, lo cierto es que la sola estocada –más el plantar cara ante las condiciones del manso- valía la oreja.
En ocasiones se critica la benevolencia del palco, aunque en esta ocasión casi se podría tomar la concesión del trofeo como una especie de lección didáctica para el gran público.
Su primero fue otro manso, mientras que el sexto resultó deslucido, por lo que solo pudo ser aplaudido en ambos tras intentarlo.
En el que cerró plaza se desató la polémica por un inoportuno quite del sobresaliente Luis de Triana, que si bien se entiende por su necesidad de verle la cara al toro, lo cierto es que dadas las condiciones resultaba improcedente y hasta contraproducente para el juego ya de por sí complicado del astado. Tras el polémico quite hubo una llamada de atención, justificada, por parte del director de lidia, Alejandro Talavante, además de un altercado en el callejón por los reclamos de la administración de El Payo al torero hidrocálido. No cabe duda que así como en otros aspectos de la vida, en el toreo la forma también es fondo.

