No voy a entrar en la polémica acerca de los comentarios aberrantes a favor la muerte de un torero en el ejercicio de una profesión en la que se mira tan de cerca cada día a la muerte, no voy a perder una letra porque ya de por si se muestran por si solos lo increíblemente salvaje que puede llegar a ser el llamado “ser humano” despreciable que se alegra y festeja algo tan dramático, humanizando a un animal cuyo destino, vida y final, es más digno comparado con el de muchos animales.

Pero lo que sí es cierto es que habrá un antes y un después de la muerte de Víctor Barrio, quizás ahora muchos sean conscientes de que en el ruedo también se pierden vidas, jóvenes y prometedoras, que en un instante todo acaba y empieza una espiral de reacciones, algunas imprevisibles, y otras menos que caen en la cuenta de que se trata de una profesión dura y sin cesiones, en la cual se muere de verdad.

Quizás valoremos más la condición de ser toreros, y la de ser personas a la hora de afrontarlo, y esperemos tal y como se anuncia sean castigados con todo el peso de la ley los que en redes sociales y fuera de ellas no respetan ni el dolor ni el luto de la familia al completo del mundo del toro.

Tal vez sirva para atacar menos a la fiesta y analicemos situaciones mucho más dramáticas que suceden a nuestro lado sin poder evitarlas pero tampoco analizadas y denunciadas, tanto como el animalismo incontrolado que humaniza un animal bravo que sin la fiesta sencillamente no existiría, no sería ni pasto de zoológicos porque la bravura no puede ser encarcelada.

Puede que esta muerte, joven y sin sentido para muchos, tenga una gloria más infinita que muchas otras dado el cariz de sus reacciones, que nos han unido algo más al desunido y maltrecho mundo del toro y de alguna manera nos haga sentirnos más incomprendidos pero si al menos más unidos ante el dolor de la pérdida .

Para muchos será de alguna vil manera de pensar un triunfo del toro, para nosotros es chocarnos de frente de nuevo con la realidad a veces olvidada de que el vivir un sueño te puede dejar sin él, y sin vida.

Sin lugar a dudas la polémica siempre existirá, nadie lograra convencer al otro de lo que no siente, y mucho menos no conoce desde dentro, seremos testigos de muchas otras situaciones que nos dejaran impasibles contra seres humanos, pero seguiremos defendiendo presuntas defensas en contra nuestra cultura, por todo lo cual los taurinos solo pedimos respeto…solo eso…respeto.

Olga Pérez Puyana