Puerta grande

LA ORIENTACION

Dicen de mi que soy perenne, de tronco leñoso y elevado que se ramifica a mayor o menor altura del suelo, llevo en el mismo sitio varios decenios de años en una situación privilegiada, para observar todo lo que ha acontecido en ese grandioso monumento construido en 1.880 que esta frente a mi. Tengo vida,  pienso, mi vista es muy aguda, pero no puedo hablar, y es a través de esta voz  prestada como puedo contar parte de lo que he visto y oído que ha sido mucho e interesante.

 Durante el transcurso de los años he podido observar como debajo de mi, refugiándose del sofocante sol de agosto, esperaban horas y horas personas de todas las clases sociales  la oportunidad para “orientarse”; yo siempre escuchaba las mismas frases, Antonio tu estas ya orientado, y le respondía, aún  no, es muy temprano, todavía no ha llegado D. Fulano, pero esperaré hasta que venga.

 No saben Vdes. cuantas veces he oído esta frase, pero no de una persona si no de cientos de ellas, sobre todo en los últimos años. Al principio estaba intrigado porque mi falta de inteligencia no me daba para saber que significaba, hasta que un día pude comprobar de lo que se trataba.

 Este verano pasado, me he sentido triste, solo, apesadumbrado, e incluso llegue a pensar que quizás fuese mi vejez la  causante de no dar cobijo a los muchísimos "orientados", que años atrás me hacían la visita muy a menudo., que extraña me parecía toda esta situación, pero lo cierto era que brillaban por su ausencia. 

Cual sería el motivo..?   me preguntaba yo,  y pensando pensando llegué a la conclusión que quizás hubiese sido el cambio del inquilino de la casa de enfrente, aquel que durante muchos años los "orientaba” ya no estaba, y el nuevo tiene otra forma distinta de ver la situación.

 Que pasará ahora con los "estómagos agradecidos", tendrán que buscar otra brújula para "orientarse" ; yo estoy situado hacia el Sur, ahora tendrán que situarse hacia el Norte, donde esta esa doble puerta grande situada frente al recuerdo del maestro Paquirri, quizás esa nueva ubicación no les guste, pero otra alternativa no le queda ya, allí será el nuevo lugar para “orientarse”, un lugar un poco costoso, pero es el único que les queda. 

Yo lo voy a sentir mucho porque me encontraba siempre acompañado, pero no dejo de comprender que aquella situación no era lógica,  máxime cuando la “orientación” era en la mayoría de los casos casi obligatoria.

 Yo seguiré en la misma ubicación, creciendo cada vez más, y mi leñoso tronco seguirá envejeciendo y observando todo lo que ocurre en la casa de enfrente, que ya no es la misma, ahora es más seria al menos en este tema.

  Carlos V. Serrano, octubre 2.000

 

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