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233.2 Caramelo:
En la corrida celebrada el
(11-04-1852), en la antigua plaza de Madrid, fue lidiado Caramelo,
de la ganadería española de don Manuel Suárez, se acercó 16 veces
(*) a los picadores y fue rematado por José Redondo (Chiclanero).
(*) Cayetano San
remató el toro, de nombre Chaparro, de don Mariano Téllez de
León, de Colmenar Viejo (Madrid), el (28-04-1851), primero de la
relación de los 80 toros que aguantaron tal número de varas, de Juan
Martín (el Pelón ) y Juan Álvarez (Chola). Y el último
lo remató Emilio Torres Reina (Bombita), que le hizo en la
Plaza de Toros de Málaga, el (26-05-1895), al sexto toro de la
tarde, de don Rafael Surga, llamado Vendaval, negro, una gran
faena, matándola de una gran estocada y un descabello. Aquella
tarde demostró sobradamente que ya era todo un matador de toros,
temible para muchos. Los enemigos de Guerrita creyeron
encontrar en él un nuevo rival que esgrimir contra el Califa II,
al que tantos rivales opusieron, y que uno tras otro fueron
derrotados. De la misma ganadería se lidió también a Espejito,
que tomó 16 varas y mató seis caballos, llegando a la muerte tan
entero como cuando salió del toril.
234.3
Caramelo.
El toro de la ganadería española del
duque de Veragua XIII, llamado Caramelo, y que se lidió en
Madrid el (13-04-1857), tomó 16 varas y fue estoqueado por el
diestro Cayetano Sanz. La antigüedad de esa ganadería, una vez que
se separó de la que tenía junto con el duque de Osuna (1836-1850),
es del (28-09-1850).
235.4 Caramelo:
Antonio Sánchez (Tato) y José Ponce alternaron el (17-06-1867) en la
antigua Plaza de Toros de Cádiz, rematando toros de la ganadería
del marqués del Saltillo. Entre los atados lidiados destacó el
astado, llamado Caramelo, de preciosa lámina, de pelaje
colorado, ojo de perdiz, de hocico chato, bien puesto de cuerna, y
ésta de color de caramelo. Cuando se lidió tenía ocho años y nueve
hierbas. Salió aquella tarde en segundo lugar, para tomar 27 varas
(*), rompiendo cuatro garrochas, dio siete caídas espantosas, una a
Juan Gallardo (padre), que se retiró a la enfermería con graves
contusiones en un brazo, y otra al reserva, contra las tablas, que
le dejó sin sentido; mató nueve caballos, y salía tan impetuosamente
de la suerte, que siempre, a quien acudía al quite, le hizo saltar
la barrera. Con esto se adueñó por completo del redondel. Dicen las
crónicas que se quedaba como dormido sobre los caballos, pero que
después llegaba a las tablas tras de los toreros antes que ellos.
Fue
picado por Juan Gallardo (padre), como quedó citado, y banderilleado
por Nicolás Baró y Mateo López, que pasaron grandes fatigas por
haberse hecho el toro de mucho sentido; pero los dos lo hicieron muy
bien, y fueron muy aplaudidos por un gran par al cuarteo de Baró y
por un par excelente al sesgo Mateo López. Al llegar al tercer
tercio el público pidió que se perdonara la vida a un animal tan
bravo y tan duro al castigo. La presidencia no accedió. Ponce, que
estrenaba flamante vestido azul y plata, requirió los avíos de
matar, comprendió que el toro se fijaba más en el diestro que en el
engaño y que le encerraba en tablas si trataba de muletearlo, por lo
que trató de matarlo a toro corrido.
La expectación en el
público era enorme, apercibido del peligro en que se hallaba Ponce.
Este, con un valor a toda prueba, aprovechó una oportunidad, se
embraguetó con él y dio una gran estocada en todo lo alto. El toro,
a pesar de quedar mortalmente herido, no se dolió al estoque, tiró
un derrote y enganchó al diestro por el brazo derecho, dándole un
puntazo en la cabeza y un varetazo en el brazo dicho, derribando a
Ponce y tratando de cornearle, lo que no pudo hacer por caer muerto
junto a su matador. Este, al levantarse, dio un puntapié al toro,
diciendo «¡Pícaro!», y pasó a la enfermería en medio de una gran
ovación. Tan notable toro, picado por los citados varilargueros y
por Pinto y Curro Calderón, fue llamado por algunos
revisteros de aquella corrida Castillo y Copa Alta, pero el mismo
ganadero aclaró la confusión, haciendo saber que fue Caramelo su
verdadero nombre.
(*) Ocho astados
integran el grupo de los toros que recibieron tantas varas. En la
corrida celebrada el (15-08-1857), en la Plaza de Toros de Jerez de
la Frontera, salió el primero de la relación, de la antigua
ganadería española de don José Antonio Adalid, llamado Guareño,
tomó 27 varas y mató 12 caballos, muriendo desangrado. El tomo IV de
la Enciclopedia de don José María de Cossio, aparece el mismo toro,
pero con el nombre de Juareño, pues dice: «El toro de la
ganadería española de Adalid, Juareño, fue lidiado en Jerez
de la Frontera (Cádiz) el (15-08-1857), recibió 27 varas, mató 12
caballos y murió desangrado en la plaza a consecuencia de los
puyazos recibidos.» Así que se trata de un error, al duplicarse
dicho astado, y hay que desconsiderar o anular a uno de ellos. Y el
último fue un astado de pelo negro, cornigacho, de cuatro años,
llamado Cerrojolo, del ganado español de don Vicente Romero y
García, se lidió en Arcos de la Frontera (Cádiz, España), y tras
tomar las 27 varas, pasó a los corrales indultado. No se sabe la
fecha.
236.5
Caramelo:
El (19-08-1872), en la antigua plaza
de toros de Bilbao, se jugó el toro, llamado Caramelo, de
pelo colorado, boyante (55), pegajoso (56) y siempre
duro en la quimera, de una corrida de seis de don Rafael Laffitte y
Laffitte, lidiado en cuarto lugar, dio ocasión a uno de los más
epopéyicos lances que registra la Tauromaquia:
«Desafió el picador Francisco Calderón
Díaz (Frasquito) a Caramelo en los tercios del
redondel, y al arrancársele, cogió un soberbio puyazo en el centro
mismo del morrillo; el toro, duro y valiente, estirándose con
poderoso empuje, logró llegar al pecho del caballo, introduciendo en
él todo el cuerno izquierdo. El cuadro que se ofrecía -con permiso
de los miembros de la Sociedad Protectora de Animales- era
magnífico. Ni Calderón cedía ni el toro tampoco, y así, en bravo
regateo, iba reculando el caballo, y celoso el toro por acabar con
su enemigo, le había empujado seis varas de distancia, ganando, al
fin, el bravo bovino, que vio muerto a sus plantas el caballos.
Ciego el toro de coraje, habíase dormido en la cornada, y no se
retiraba ni sacaba el asta, y entonces Calderón, que había caído de
pie, como era mérito en tan singular torero, se adelantó a arrancar
la divisa del toro por su propia mano; sentir el toque, sacudir
nerviosamente el cuerpo y retirar la mano derecha de Calderón, fue
cosa momentánea, quedando nuevamente dormido el toro sobre su
víctima.
No titubeó entonces Frasquito,
y decidido como estaba a ganar la divisa como trofeo, tendió el
brazo de nuevo y de un tirón se apoderó de las codiciadas cintas
blancas y negras. El dolor que recibió el toro por el desgarre de
sus carnes al salir el hierro de la divisa, le hizo sacar el cuerno
del pecho del caballo y, fijándose en el picador, quiso acometerle
-se refiere a dar la acometida: «Brama la fiera burlada, segunda
vez acomete de espuma y sudor bañada...» Nicolás Fernández de
Moratín. «Fiesta antigua de toros de Madrid.»- ; pero
Frasquito era hombre rápido en sus resoluciones, y armándose con
la garrocha se dispuso a defenderse. ¡Qué hermoso momento aquél!
El peligro era cierto, la lucha
desigual y dudoso el triunfo, y en aquel sublime instante un
salvador se apareció al quite. Era Frascuelo, el diestro
valiente y nervioso, que acudía presto a salvar a su querido
picador, y cogiendo a Caramelo de la cola le zarandea y
troncha hasta conseguirlo, en bien calculado giros, retirarlo del
sitio, ganado así prez y honra torera. Se produjo el delirio en el
público; la ovación a Frasquito y a Frascuelo fue
imponente, con esa grandiosa majestad que no puede ser descrita...
Todos los espectadores prorrumpieron en una misma frase: ¡Que le den
el toro! y el toro fue de Frasquito, porque así lo pedía toda
la plaza, y a esta petición accedió la presidencia...» Sánchez de
Neira dijo de Francisco Calderón: «Uno de los mejores picadores. Se
distinguió más por su mano izquierda que por su derecha, a pesar de
que ésta no le faltaba.» En tal lance cabe preguntarse: ¿No será
cierto que «el hombre y el toro se encontraron en el mundo
circunstancialmente?...», para ser protagonistas de hechos
inenarrables.
237.6 Caramelo:
El (03-05-1883), la ganadera de reses
bravas española, doña Carmen García Gómez y Hermanas, envió a la
antigua Monumental de Barcelona una memorable corrida en que sus
toros alcanzaron uno de sus más resonantes éxitos, destacando los
astados: Caramelo, que recibió 11 varas (*) y mató cinco
caballos; Alguacil, que aguantó 14 puyazos y tumbó ocho veces
a los picadores; Zapatero, que aceptó 10 varas, propinó ocho
caídas y mató cinco caballos; y Veleto, que había sido antes
semental en la ganadería, por su buena estampa, de pelo retinto
oscuro y apretado, recibió 18 veces a los picadores, los tumbó en 12
ocasiones y mató seis caballos. Alcanzó a Rafael Bejarano (Torerito)
en el momento de tomar las tablas y le lanzó contra la
contrabarrera, cayendo sin sentido y resultando con una fuerte
contusión torácica. También pisoteó a Manuel Molina.
(*) Garboso
abrió la relación de los veinticuatro que recibieron tal número de
varas, la tarde del (21-06-1857), en la que se corrieron en la
antigua Plaza de Toros de Madrid toros de dos ganaderías, destacando
Cigarrero, de la ganadería española del duque de Veragua XIII,
que tomó 10 varas, y de un topetazo rompió los tableros y el firme;
y Garboso, de la ganadería española de don Justo Hernández
(después de don Faustino Udaeta), que fue muy bravo y noble,
recibiendo 11 varas y matando siete caballos. Cierra la lista hasta
hoy Violeto, negro y buen mozo, lidiado en la Plaza de Toros
de Santander, el (25-07-1904), de la ganadería de don Eduardo I
Miura, derribó en nueve ocasiones y despenó cuatro caballos.
Empitonado e hirió en una corva el picador José Arana Molina (Agustín
Molina). Lo mató Machaquito de una excelente estocada, y
fue considerado como el mejor toro del año.
238.7 Caramelo:
El (12-12-1912), con el novillo,
llamado Caramelo, berrendo en negro, fue de bandera y recibió
en sus despojos la vuelta al ruedo, así como la presencia en el
ruedo de don Antonio para ser aclamado por el público. Ese día hizo
su presentación en la plaza de El Toreo de la Condesa (ciudad de
México, D.F.) la ganadería zacatecana de don Antonio Llaguno,
lidiado por el novillero Ernesto Pastor. Se lidiaron seis bravos
novillos por Rosendo Béjar, Ernesto Pastor y Francisco Bonar. En el
número 205 de El Puntillero, el crítico Oñitap decía:
«La novillada que la empresa nos anunció para el día 12 de los
actuales, fue un acontecimiento. Vimos hecho realidad el sueño de
los que amamos la fiesta taurina, esa fiesta que recrea el espíritu,
que satisface, pero con toros bravos. He ahí nombre raro que nuestra
pluma muy poco escribe y que el cajista poco compone para ir ala
prensa.»
239.8 Caramelo:
El (13-07-1952), confirmó su
alternativa, en Madrid, el célebre diestro mexicano Jorge (El
Ranchero) Aguilar, de manos de Manuel Navarro y de testigos Luis
Briones y Jaime Malaver, con Caramelo, de la ganadería
española de los herederos de don Manuel García-Aleas.
240.9 Caramelo:
El (08-02-1964), se lidiaron en la
plaza del nuevo Toreo de Cuatro Caminos (ciudad de México, D.F.),
los toros: Presumido, Regalito y Caramelo, de la
ganadería mexicana de don Ernesto Cuevas. Presumido fue un
toro ejemplar, al que el diestro Manuel Benítez (El Cordobés),
le realizó una brillante faena, consiguiendo un gran triunfo con
corte de dos orejas; Regalito, fue el de la consagración
definitiva de Manuel Benítez (El Cordobés), en México, ya que
la casta y bravura del astado fue la base para el resonante éxito
que alcanzó el torero hispano, que lo mandó al desolladero sin
orejas ni rabo. El ganadero tuvo que salir al centro del ruedo para
compartir la clamorosa ovación con el torero. Caramelo,
hermano de los anteriores, le tocó en suerte al diestro
regio-montano Raúl García, quien le cortó una oreja después de una
gran faena.
241.10 Caramelo:
El (20-08-1969), el toro llamado
Caramelo, de don José Luis Osborne Vázquez, criado en el cortijo
o dehesa de Bolaños, en el término municipal de El Puerto de Santa
María (Cádiz), hirió de suma gravedad, en el glúteo izquierdo al
torero regio-montano Manolo Martínez, en la plaza
Vista-Alegre, de Bilbao (España).
242.11 Caramelo:
En la Plaza de Toros San Pedro, en la
bella y colonial ciudad de Zacatecas (capital del Estado del mismo
nombre, México), en la tradicional corrida del (16-09-1971), se
lidió un toro de bandera, llamado Caramelo, negro, con el
número 44, de la ganadería zacatecana de Valparaíso, de don Valentín
Rivero, que resultó extraordinario en todos los tercios, según el
empresario taurino Rubén Gil Rodarte. Exactamente veinte años
después se lidió otro toro igual en una corrida celebrada en la
plaza Monumental de la misma ciudad, durante la Feria Nacional de
Zacatecas (Zacatecas, México), el (18-09-1991), un astado de
bandera, llamado Compadre, que fue el toro de la Feria, era
también de don Valentín Rivero... otro ejemplar más en el que se
veía la mano de don Antonio Llaguno, la sangre de San Mateo (Diario
Momento de Zacatecas, Jueves (19-09-1991): «¡El Toro de la
Feria!, Compadre tuvo que ser.» (Dr. Juan J. Zaldívar Ortega.)
243.12 Caramelo:En la “Plaza
México”, la tarde del (27-01-1980), recibió su alternativa el
diestro gitano, de Jerez de la Frontera (Cádiz), Rafael Soto Moreno
Peña y Monje, mejor conocido como Rafael de Paula, de manos
de Curro Rivera y de testigo César Pastor, con Caramelo,
de la ganadería zacatecana de don Jesús Cabrera. |