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Morante eterno
13 Octubre 2025El Puerto (Cádiz) Artículo de opinión de José M Femenia
Y dijo Jesús de Nazaret en Galilea: Hágase la luz en La Maestranza, y Dios creó a Morante de La Puebla.
Al igual que dijera don Manuel González de Rota en su día: como persona alabo y aplaudo su decisión, empero, como aficionado maldigo, me enfado y no le tolero esa resolución tomada, pues usted me deja el alma rota y me arranca de cuajo tanto amor taurino.
Los sin sabores y las tardes de críticas abandonan mis mientes de un plumazo, sin embargo se agolpan los sentimientos de alegría y felicidad, el toreo de otrora época dibujado en sus muñecas, en su barbilla pegada al pecho, en sus gestos, sus zapatillas asentadas al piso, el mecer con su cintura al toro en un recibo de capa, siempre colocado ante las dos astas de muerte, sempiternamente encajado, fajándose con el burel, muleta de manos bajas, valeroso el que más porque entre el fajín y el toro no cabía ni el filo de una aguja, tardes de “pata pa lante”, de torear con los riñones encajados ante su bravo antagonista, de soñar el torero y salir un humilde aficionado toreando de la plaza gracias a usted y esas tardes de gloria.
Y ya no le hablo de las amistades que he fraguado en tertulias y charlas de tauromaquia donde usted Morante, era el protagonista. Qué de buena gente ha dejado usted en esto del mundo del toreo, honrando en EL Puerto la frase de “El Gallo”, pues desde su anuncio en el cartel, en cuanto asomaba el ocaso comenzaba un día de toros, de cafetería; “verdad, amigo Paco?”, de amistades en los corrillos y mentideros dedicados a esa corrida, a esa magna tarde, a opiniones y alegrías compartidas, y todo en torno a su figura, Maestro.
Y cuántos recuerdos gratos, y ver tanta gente feliz como niños chicos el día de Reyes, preparados todos para acudir al coso Real y ver ese paseíllo, esa figura evocadora del siglo de oro del toreo, qué compendio de épocas en ese capote, en esa muleta que paraba el tiempo, esos muletazos al natural de infinita duración; y en cambio ahora, después de otra obra de arte en Las Ventas de Madrid, con ese terno con aromas a “Antoñete”, después de ese gesto en los medios enseñando la castañeta al respetable con sus ojos llenos de lágrimas, todo parece efímero, como si hubiesen transcurrido más de veinte años, porque muchos hemos envejecido con usted Maestro, y al cortarse la coleta, todos nos la hemos cortado a la vez que usted. La vida sigue, y más la tauromaquia con estos nuevos aires de juventud, pero hay una generación “morantista”, creyentes y feligreses de un credo, de una religión que ha creado usted, incondicionales del Dios del toreo hecho carne haciendo milagros en los alberos de las plazas de toros.
Huérfanos nos hallamos en tales circunstancias, pero a la par henchidos de una tauromaquia excelsa, cumbre y soñada por todos. Gracias por tanto, por hacernos disfrutar, por crear amistades en torno a su figura, por obligarnos a viajar y conocer otros lares gracias a que usted estaba acartelado en esas plazas, y ver torear como nunca, conociendo la grandeza del toreo.
Gracias por tanto, Maestro Don José Antonio Camacho “Morante de La Puebla”.
José M Femenia

