Manizales (Col) 9 enero. Tres cuartos de plaza fue el aforo que se registró en la cuarta de abono de la ciudad de Manizales. Se lidiaron toros de la ganadería de “Las Ventas del Espíritu Santo”, propiedad de César Rincón; de impecable presentación y de desigual comportamiento, que en términos generales no gusto a los aficionados que asistieron al coso.



Sebastián Vargas, aplausos y oreja;
Sebastián Castella, oreja y silencio y
José María Manzanares, ovación tras aviso y silencio.

No es un secreto para nadie, que es a los toreros más modestos a quienes les toca toparse por lo general con encierros que presentan más complicaciones dificultades de lo habitual.

Tampoco es un secreto, que las figuras siempre están anunciadas con las ganaderías de más renombre y que por lo general dan un buen juego en la plaza… Pero es ahí donde viene mi pregunta: ¿Qué porcentaje de toros, en lo que va de la temporada colombiana han embestido como mandan los cánones? La verdad que muy pocos y eso es una cuestión de profundo análisis por los conocedores del tema.

Los toreros que destacan en un país determinado, no es por cosas del azar o algo fortuito, es porque tienen raza y nunca se quieren dejar ganar la pelea y es allí donde siempre marcan la diferencia, y eso, esta tarde, lo demostró el colombiano Sebastián Vargas, quien vestido de grana y oro se encontró voluntarioso y con ganas de agradar utilizando todos sus recursos en todo momento. Banderilleó con alegría y cuajó algunos muletazos importantes, tras una gran estocada a su primer toro fue silenciado. A su segundo lo recibió a portagayola, luego prosiguió con largas de rodillas en los medios, junto a tres chicuelinas y un vistoso remate, lo que desencadenó en una cerrada ovación de la afición manizaleña. Cuatro pares de banderillas uno de ellos al violín muy cerrado en tablas y seguidamente un quiebro hicieron explotar los tendidos en aplausos para el torero cucuteño. Con la muleta se apagó muy pronto ‘Tontillo' que en báscula registró 440 kilos, no sin antes el torero sacarle todos los pases que el toro tenía, con ambas manos y variados, tras un estoconazo fue concedida una oreja por su labor en conjunto y las enormes de agradar al respetable.

 

El diestro Sebastián Castella, de turquesa y oro cortó una oreja a su primero, un toro que el capote no fue de ilusionar a nadie pero en la muleta tuvo momentos de calidad y hondura, que el diestro con su gran torería supo aprovechar al máximo, gran tranquilidad y entrega en el toreó el diestro francés y tras una estocada entera, fue concedida la primera oreja que se cortaría esta tarde.

En su segundo, un toro parado y con muchas complicaciones, lo intento a pesar del fuerte aguacero que comenzaba a bañar la plaza de toros, pero era imposible hacer que el burel embistiera por ningún pitón, pasaportándolo tras tres golpes de descabello, siendo silenciada su labor.

El peor lote correspondió al diestro alicantino José María Manzanares, quien, a pesar de ejecutar hermosas verónicas, revoleras, derechazos y naturales, que fueron coreados con oles, le fue imposible ligar como le hubiese gustado en ninguno de sus dos toros y en especial a su segundo que desarrolló sentido muy pronto demostrando que sabía lo que dejaba atrás. Tres cuartos de espada fueron suficientes para culminar con la lidia de este toro con el que terminaría una tarde pasada por mucha agua, frio, y ganas de ver buen toreo.

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