![]() |
![]() ![]() ![]() |

Albeto Lamelas
El valor de Lamelas salva la mansada de Dolores Aguirre en Vic-Fézensac
09 Junio 2014Vic Fezensac (Francia) Toros de Dolores Aguirre, magníficamente presentados, fuertes y musculosos, correosos y mansos, sin entregarse en ningún tercio. Corrida de pesadilla para las cuadrillas e ingrata para el torero, ya que la afición se puso muchas veces de parte de los astados. La plaza tuvo tres cuartos de entrada.
Fernando Robleño, palmas y palmas tras aviso.
Javier Castaño, división de opiniones y silencio.
Alberto Lamelas, ovación y oreja con petición de la segunda.
Una actuación valiente a carta cabal del joven Alberto Lamelas frente a una dura y exigente corrida de Dolores Aguirre fue lo más destacado del festejo celebrado hoy en la ciudad francesa de Vic-Fézensac.
VALOR Y EMOCIÓN
Manso, huidizo, listo, con 600 kilos en los lomos y más elasticidad que un gato flaco, "Cantinillo", último toro de la corrida y de la feria, sembró el pánico en el tendido y en el ruedo, donde no hizo nunca las cosas al derecho.
A traición acudió al caballo, de donde salió huido las cuatro veces que notó el hierro, aunque en el último encuentro derribó aparatosamente a Gaben y, una vez en el suelo, el animal hizo por él y por el caballo.
Ahí surgió la figura de Bonijol, ángel de la guarda de los toreros, que se interpuso en el camino, levantó al caballo, lo sujetó, lo ayudó y empujo para compensar la carga del toro traicionero.
Frente a semejante "prenda" que hizo pasar las de Caín a su cuadrilla para dejar "los palos" de uno en uno a la carrera, Lamelas optó por la vía del valor a secas. Cada muletazo olía a cornada, y cada vez que el toro lo echaba de la suerte, Lamelas volvía.
Faena de toma y daca a un toro que no perdonaba una, sin poder asentar nunca los pies, que le valió una oreja pero el presidente no escuchó la voluntad de la plaza que pedía para Lamelas una salida en volandas con las dos orejas en la mano.
Frente a su primero, un toro que se dejó sin emplearse, Lamelas se mostró tesonero, algo impreciso, pero con mucho valor. Se acopló mejor por el derecho, pues le enganchó mucho por el otro pitón. Mató de una estocada contraria, hubo petición, y cuando quiso dar la vuelta lo pararon en seco.
El otro momento de intensidad de la tarde fue la lidia del segundo, un manso boyante de mala casta que dio cinco topetazos en el caballo y frente al cual el subalterno David Adalid saludó.
El toro embestía a oleadas descompuestas, humillando y haciendo casi "el avión" a veces, metiéndose para dentro otras, o soltando la cara a la tercera. Castaño estuvo a punto de armar el lío gordo al encadenar series muy buenas entre coladas y huidas del toro. Faena emocionante, y justo cuando lo tenía en la mano, el público se puso del lado del toro.
Castaño pinchó, y hasta se pidió la vuelta para el toro que, muy justamente esta vez, el presidente no concedió.
El quinto, segundo de Castaño, un toro grande y alto, topó también con fuerza en el peto donde Tito Sandoval le dio lo suyo. Sin embargo, ni Adalid ni Sánchez fueron capaces de ponerle un par en condiciones por la forma de cortar el terreno que tenía. Castaño le pudo por abajo, en otra faena de sabor antiguo.
A Robleño le tocó un lote de nula opción: un primero manso con sentido y peligro que estuvo a punto de echarle mano, y un cuarto correoso que no pasaba nunca pero, eso sí, obedecía a los toques. Con cabeza, valor y oficio, Robleño le pudo, le dio muletazos buenos de uno en uno, y escucho un aviso por pinchar.
Después de salir Lamelas bajo una ovación fenomenal, llamaron a Bonijol para saludar también desde el centro del ruedo, y justo después, a peto quitado, ese maravilloso caballo negro llamado "Destinado", protagonista del último tercio, dio una vuelta de clamor, más fresco que un potro. EFE

