Noticias |
Juan José Padilla
Oreja para Padilla y Dufau en la segunda de feria de Mont de Marsan
23 Julio 2015Toros de Juan Pedro Domecq, de variado comportamiento. Noble aunque sin fondo, el primero. Reservón y con "guasa", el segundo. El tercero fue bueno mientras duró. Con buen son, el cuarto, que se desfondó pronto. De poca duración, el quinto, mientras el último fue el mejor de la corrida con diferencia. La plaza registró lleno de "no hay billetes".
Juan José Padilla, palmas y oreja.
José María Manzanares ovación y ovación.
Thomas Dufau, ovación y oreja.
Los diestros Juan José Padilla y Thomas Dufao cortaron una oreja cada uno en el segundo festejo de la feria de Mont de Marsan (sur de Francia), en el que José María Manzanares hizo el esfuerzo con el peor lote.
El primero de Padilla colocó la cara en los lances de recibo, en los cuales embistió con ritmo pero sin salirse de los vuelos. Cumplió en varas, donde le cuidaron mucho, lo cual no impidió que perdiera las manos a la salida de la segunda.
El "juampedro" galopó con clase en banderillas y Padilla se hizo aplaudir. Bajó enseguida de tono y dejó de humillar, pero no de seguir noblemente el engaño a su altura hasta que se paró después de tres tandas.
El cuarto le permitió a Padilla un tercio de banderillas muy del gusto del público. El jerezano empezó faena en modo arrollador, con las dos rodillas en tierra, pero cuando se puso de pie el de Juan Pedro ya no podía más. Tiró de recursos, anduvo firme y como mató a la primera le dieron una oreja que despertó cierta división en los tendidos.
Algo reservón de salida fue el primero de Manzanares, que, a pesar de ser cuidado en varas, tardeó en banderillas y echó la cara arriba en la muleta. No se achicó el torero, que le plantó cara por el derecho en tres tandas que levantaron clamores. Lo intentó por el izquierdo, donde el toro no pasó y quiso quitarle el corbatín, antes de acabar su faena al segundo intento con la espada.
El quinto no permitió a Manzanares estirarse con el capote. El toro cumplió en varas, galopó en banderillas, donde saludó la cuadrilla, pero llegó a la muleta con escaso motor; y Manzanares lo intentó aunque sin poder pasar de algunos muletazos sueltos.
Dufau tuvo en suerte el mejor lote de la corrida, y de no haber fallado a espadas hubiera conseguido un triunfo importante.
Más bajito que los dos primeros, noble y colocando la cara abajo salió su primero, al que Dufau prolongó el recibo capotero desde la larga de rodillas inicial hasta una media ajustada en el platillo. Se picó algo más que los dos primeros, muy trasera la segunda, pero conservó la movilidad suficiente para poder lucir su buena condición.
La primera parte de faena, empezada de rodillas, fue francamente buena, pero cuando el toro bajó de tono, Dufau se empecinó en prolongar una labor vacía ya de contenido. Muy querido en "su" Mont de Marsan, recibió el apoyo incondicional del público, y de haber matado a la primera hubiera cortado oreja.
El último, al que Dufau recibió a portagayola y con una serie de lances encajados, evidenció excelente condición hasta que un puyazo muy trasero y algún movimiento brusco hicieron que se lastimase en los cuartos traseros. El francés tomó "los palos" y aprovechó las virtudes de la nobleza, la fijeza y el ritmo del "juampedro" en el último tercio
Aún sin humillar del todo, fue toro de lío gordo, y Dufau construyó una faena larga -quizás demasiado- con series muy logradas y otras no tanto por escupir el toro para fuera en algunos embroques. Otra vez pinchó -es lo que trae el pasarse de faena- antes de dejar una casi entera.
EFE