Huesca. Tres toros de Las Ramblas para Enrique Ponce, y otros tres para El Juli de Santiago Domecq, desiguales de presentación, inválidos y descastados. La plaza registró lleno en los tendidos.

Enrique Ponce, palmas, una oreja y silencio.
Julián López "El Juli", silencio, palmas y silencio.
 

El mano a mano que dirimieron hoy los diestros Enrique Ponce y Julián López "El Juli" en Huesca resultó un espectáculo de lo más decepcionante, un fiasco en toda regla, sobre todo, por el petardo ganadero que protagonizaron las ganaderías de Las Ramblas y Santiago Domecq.

TARDE PARA OLVIDAR

Corrida de expectación igual a corrida de decepción. El mano a mano entre Enrique Ponce y El Juli, que se preveía lo mejor de la feria taurina de Huesca 2015, resultó un auténtico fiasco en todos los sentidos. Tan sólo Enrique Ponce cortó una oreja. Los aficionados aguantaron estoicamente una tarde para olvidar.

Poco pudieron hacer y muy poco hicieron los dos matadores. Ponce y El Juli estuvieron muy cómodos, sin riesgo, ni peligro. No hubo emoción, ni nada de nada.

Los dos matadores con sus respectivos toros y ganaderías, los de las Ramblas para Ponce, y los otros tres de la ganadería de Santiago Domec para El Juli fueron un auténtico desastre. Mansos de solemnidad, faltos de fuerzas, continuamente por los suelos y sin poder sacarles apenas nada, por lo que la corrida fue tan mala como breve.

Abrió plaza Enrique Ponce con un toro sin fuerza, que apenas recibió un puyazo pequeño y para colmo tampoco fue bien banderilleado. Con una docena de pases sin mérito, un pinchazo más estocada el generoso público oscense le dedicó algunos aplausos.

En el tercero de la corrida estuvo más entonado el torero de Chiva, al que recibió con media docena de verónicas. Como el toro iba hacia las tablas se lo llevó Ponce al centro de la plaza y allí con paciencia y a cámara lenta le pudo sacar algunos pases al natural y bastantes más con la mano derecha.

El maestro valenciano, con mucha parsimonia y dando tiempo al toro para que se recuperara, le pudo sacar algo o todo de lo que tenía el astado de Las Ramblas. Una media y descabello sirvió para que el público que ya le había homenajeado antes de empezar la lidia por su 25 aniversario visitando el coso taurino con una jota y un recuerdo de las peñas, le pidiera una oreja.

En el quinto toro más de lo mismo. Un toro claudicante, sin fuerzas, y unos cuantos pases del valenciano, que falló a espadas.

El Juli también decepcionó al público, aunque el principal motivo fue el ganado que eligió de Santiago Domecq, auténticos mansos y sin fuerzas. El primero de los tres de su lote no tuvo fuerzas para nada, y no llegaron a cinco los pases las tandas que dio con la derecha, quitándoselo rápidamente del medio tras un pinchazo y una entera. Silencio para el torero y pitos en el arrastre del toro.

En su segundo, el diestro madrileño, con toro manso y que cabeceaba continuamente, volvió a repetir la actuación anterior con una docena de pases sin ningún interés, matando al manso que tuvo delante de una estocada, y recibiendo algunos aplausos del respetable.

En el que cerraba plaza, El Juli estuvo bien con el capote con unas buenas verónicas, pero volvió a tener otro toro malo de solemnidad. Los pases con la muleta por los dos pitones no tuvieron clase, ni estilo, y viendo que estaba la tarde perdida decidió acabar pronto con el toro tras un pinchazo y una entera que le valieron algún aplauso

EFE