Manizales (Col) 10 enero. El maestro Enrique Ponce se abandonó, toreó tan relajado, tan lento, tan armonioso con esa esa dulzura de los trazos de un pintor de la escuela impresionista en Manizales una ciudad que huele a café, a misa de 6 , a caminar lento pero no lerdo , que él acogió con delicadeza de manto de semana santa. A veces en el mano con El Juli solo giraba los talones, ponia la muleta, la dejaba en la cara dedl toro, si era menester, o tomada la distancia justa para embeber en la mulea al toro. Todo realizado con esa pureza de quien aprendió del abuelo y bebió en la fuente de Ordóñez y José Mari Manzanares.

Lagente deliraba en el tendido, la fina llovizna había cesado en una plaza que era una caldera de emociones con gentes en pie machacando las manos de tanto aplaudir, le coreaban el amoroso " torero, torero" y él se dejaba querer.

No se crean que los herederos que crió Don Ernesto Gutierrez son " faciles" o bonancibles al uso. Nada de eso. Son toros aparentemente dociles pero llevan en los genes dos vías de bravura, el Santa Coloma y el Murube y solo los maestros, los elegidos, son capaces de entender.

No se crean tampoco que el reparto de 3 orejas para cada uno es la demostración de que no hubo vencedores ni vencidos. No. El valenciano se elevó por encima del mano a mano , recorrió los territorios de los sueños y las utopias ( vi en el tendido a gente mayor enjugar unas lágrimas de emoción porque le contarán a los nietos que ellos fueron capaces de estremecerse con esa exhuberancia de muletazos de concierto, de armonía. Todo como en un recital de música clásica....pero cuando hubo que apretar, apretó, sin exageraciones ni gestos innecesarios. Para no agobiar al toro. Medido, oportuno. !!Y como entró a matar a ese quinto!!!, como para que el video se difunda en las escuelas de tauromaquia.Y las poncinas, ese juego delicioso en el que el cuerpo se vuelca sobre ambas piernas , alternativamente, para llevar al toro. El tendido se frota las manos, se levanta de su localidad, no lo puede creer y atina, tan solo, a aplaudir. El elogio en este caso es apenas el tributo a este joven maduro que quizas esté optando desde hace un par de años por despedirse, en silencio, sin aspavientos, de las plazas que como la de Manizales ya no digo le quiere, le ama...

Y en las tertulias de las peñas se pasará una y otra vez el video del domingo 10 de enero del 2016 donde Ponce se erigió en emperador del toreo en los dominios manizaleños.

El Juli respondió con garra. Tras la oreja del maestro, el madrileño se echó de rodillas y una larga cambiada. La replica..... Es torero bravio , de batallas, de gestos y gestas. Su cabeza es una computadora , su entendimiento de las suertes, todo un tratado pero su quehacer es otra cosa. No llega ese acto mágico que , por lo menos a mi, despierte emociones que me toquen el alma,que me transporten. Es un figurón, sin duda pero, insisto, es otra manera de entender el mundo y su tauromaquia no alcanza las cotas a las que llegó este domingo Don Enrique. No es que haya estado mal. Sería una torpeza decirlo pero fue tan magnanimo Ponce en su toreo que lo demás queda en segundo plano.

El comienzo del festejo no pudo ser más esplendoroso con ese capote de la libertad pintado por Maria Franco y que recorrió el albero de la monumental , con el recuerdo a quienes partieron , con esa plaza abarrotada de gentes anhelantes de beberse el toreo de un sorbo...

En la "Oda a Belmonte", Gerardo Diego canta y yo transcribo en homenaje a Don Enrique el niño que paseó la ilusión de ser figura y despertó con una uleta en la mano dando muletazos al viento :

Yo canto al varón pleno,
Al triunfador del mundo y de sí mismo
Que al borde −un día y otro− del abismo
Supo asomarse impávido y sereno.
Canto sus cicatrices
Y el rubricar del caracol centauro
Humillando a rejones las cervices
De la hidra de Tauro.

Ponce quedará como un aliento, como un suspiro, como una queja, como una esperanza.....

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