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La terna a hombros en Arcos de la Frontera
03 Octubre 2009
FICHA DEL FESTEJO
TOROS:
Seis toros de Martelilla, el segundo con el hierro de Casa de los Toreros, de correcta presentación, nobles y manejables, destacando cuarto y quinto, con duración y recorrido
ESPADAS:
El Cordobés, dos orejas y dos orejas;
Alejandro Amaya, dos orejas y oreja y
César Girón, dos orejas y oreja
INCIDENCIAS
Buena tarde de toros la celebrada en la tarde de ayer sábado 3 de octubre en Arcos de la Frontera con motivo de la Feria de San Miguel. Tarde de calurosa temperatura y ambiente festivo. Piso de plaza en perfectas condiciones, lo que se agradece mucho en una plaza portátil. Tres cuartos de plaza cubiertos y toros bonitos para una terna de toreros de distinto corte que hicieron disfrutar a un público cariñoso gracias a su entrega y disposición absolutas
CRÓNICA DEL FESTEJO
Diez Orejas para El Cordobés, Amaya y Girón
Manuel Díaz El Cordobés comunicó con el público desde que se bajó de la furgoneta de cuadrillas, fue muy simpático, cariñoso, amable con todos..., pero además se hartó de torear a sus dos toros de manera ortodoxa hasta que llegó la traca final con ranas y desplantes. Pero hay que destacar el gran toreo con la mano izquierda al segundo de su lote, un gran toro al que Manuel lo cuajó magníficamente al natural con verticalidad y mucha quietud. Anduvo bien con la espada y se llevó un total de cuatro orejas de un buen lote de Martelilla.
Alejandro Amaya reaparecía tras la grave cornada sufrida en Baza que le atravesó el muslo. No estaba el torero al cien por cien, anduvo mermado, pero tiró de raza para no hacer ni un mal gesto de dolor que buscara la complacencia del público. Tuvo momentos de mucha calidad y temple en su primero, otro buen toro de Martelilla con las fuerzas justas. Se tiró muy recto a matarlo de verdad y le recetó una estocada en todo lo alto que le valieron las dos orejas. El quinto también fue un buen toro en el que Amaya bordó el toreo al natural. Muletazos de seda, de toque suave y largo mando, de torera planta, gusto y de raza de quien se viste de torero con el muslo abierto para volver a jugarse la vida delante de un toro. Pudo ser la faena más completa y artística de la tarde, pero la espada, que se le fue muy trasera, le privó de cortar la segunda oreja.
Mala suerte tuvo el sevillano César Girón porque a sus manos fueron a parar los dos toros con menos posibilidades de un buen encierro del ganadero jerezano. Su primero tuvo calidad pero le faltó fuerzas, se vino pronto abajo y comenzó a defenderse y puntear el engaño cuando tocaba las telas. Girón dejó detalles de torero de buen corte, corriendo la mano con gusto en los primeros compases de la faena. Mató muy bien y desorejó a su enemigo. El sexto fue el que más se paró, tuvo poco recorrido y utilizó sus justas fuerzas para defenderse. Como toda la corrida, fue noble y al menos le permitió al sevillano meterse entre los pitones y pegarse el arrimón. Su esfuerzo fue premiado con una oreja del que cerró plaza.
Al final del festejo, una muchedumbre se agolpaba en la puerta grande de la plaza para vitorear a los toreros en su salida triunfal.
Hay que agradecer a la empresa Ribera Taurina su esfuerzo por hacer las cosas bien, sin duda la mejor manera de resucitar a la afición de la zona.
Eduardo Duarte