Istres (Francia) Se lidiaron cinco toros de Zalduendo y uno, sobrero de El Tajo, lidiado en cuarto lugar al ser devuelto el primero y correrse turno. Corrida cómoda, noble y manejable en líneas generales, excepto el apagado sobrero.  La plaza registró tres cuartos largos de entrada en los tendidos.

Juan Bautista, oreja y silencio.
Alejandro Talavante, ovación tras aviso y dos orejas.
Alberto López Simón, oreja tras aviso y silencio tras aviso.

Al finalizar el paseíllo se guardó un minuto de silencio en recuerdo de los dos policías asesinados el pasado lunes en las afueras de París.
 

lejandro Talavante protagonizó hoy una gran y triunfal actuación en la ciudad francesa de Istres, donde brilló toreando al natural, en una tarde en la que Juan Bautista cortó una oreja, idéntico premio que Alberto López Simón, que se acabó cerrando la puerta grande con la espada en el sexto.

IZQUIERDA PRODIGIOSA

Tarde triunfal para abrir la feria francesa de Istres. La corrida de Zalduendo funcionó para el toreo, lo que aprovechó Alejandro Talavante para encumbrarse al natural; mientras que Juan Bautista Y Alberto López Simón cortaron también sendos trofeos.

Y eso que la tarde no empezó bien, al tener que ser devuelto el primer toro tras partirse un pitón por la cepa. Corrió turno y salió el reseñado como cuarto, un animal dócil, muy noble, con el que Bautista estuvo fácil, recreándose en los desmayados sobre el derecho. Bella faena del galo, premiada con una oreja.

El cuarto, sobrero de El Tajo, fue el garbanzo negro de la corrida, muy apagado, y Bautista anduvo tan voluntarioso como poco resolutivo.

Talavante cuajó una primera faena de auténtica exquisitez manejando la zurda. El toro se dejó mucho, y el extremeño lo toreó relajado, con mucha suavidad, limpieza y ritmo. El fallo a espadas lo dejó todo en una ovación con saludos.

En el quinto, al que abrió faena con el "cartucho del pescao", volvió a estar Talavante excepcional al natural. Faena excelsa, muy templada y sentida, también en la corta distancia, donde tuvo que meterse al final con el animal ya apagado, y al que siguió pegándoselos (los muletazos) de uno en uno. Esta vez funcionó mejor la espada y cortó dos orejas.

López Simón puso la frescura y la conexión en la tarde. A su bonancible primero le instrumentó una faena ligada y compactada manejando la mano diestra, descolgándose de hombros y encadenando los muletazos, que, además, brotaron también cadenciosos y con notable trazo. Cortó una oreja.

El sexto fue otro buen toro al que López Simón cuajó casi de principio a fin, ya que la espada le privó de abrir la Puerta Grande después de firmar una actuación de alto nivel sobre ambas manos. EFE