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Arturo Macías sale a hombros en la corrida de las luces en Huamantla
15 Agosto 2019Huamantla, (Méx 14 agosto) Plaza de toros “La Taurina”. Corrida de las Luces, que registró un lleno en los tendidos. Se lidiaron toros de la ganadería de Pastejé que fueron complicados en general.
Arturo Macías: Silencio, dos orejas.
Juan Pablo Sánchez: Silencio, silencio.
Sergio Flores: Silencio, bronca.
Incidencias: Al finalizar el festejo salió en hombros el matador Arturo Macías de la Plaza “La Taurina”.
El matador Arturo Macías, fue el máximo triunfador en la tradicional Corrida de las Luces celebrada en Huamantla, Tlaxcala, al cortarle dos orejas al segundo toro de su lote de la ganadería de Pastejé.
Macías con el primero de nombre “Pintor” comenzó con delantales, siguió con lances a la verónica muy lentos y cargando la suerte, entendiendo al estado y llevándolo con mucho mimo, remató con media verónica. Con la muleta inició por doblones con poder, le pegó un desdén que hizo vibrar al público asistente, por el lado derecho logró extraer los mejores muletazos del de Pastejé que fueron con torería, siguió por naturales con verdad y temple, llevándolo siempre embebido en la muleta. Se tiró a matar y dejó tres cuartos de estocada, intentó descabellar pero el toro fue complicado para morir, sonaron dos avisos y dobló, lamentablemente perdió la oreja que ya tenía ganada porque el estado tardo en caer.
El hidrocálido con el segundo de su lote de nombre “Escultor” estructuró una interesante faena que inició por verónicas de buena manufactura, donde fue haciéndose del toro poco a poco. Con la muleta empezó por doblones llevándoselo de los tercios a los medios rematando con una trincherilla pinturera. Siguió por la derecha cerrando con un cambiado de mano y el de pecho con gran dimensión. Las tandas fueron largas haciendo todo muy lento, con sitio y reposo, Macías siempre se jugó la vida estando entre los pitones del astado, le extrajo muletazo tras muletazo y estuvo por encima de las condiciones del toro. Mató de una gran estocada en todo lo alto que le valió cortar dos orejas. El público le reconoció el esfuerzo con gritos de ¡torero!, ¡torero!, ¡torero!, y aplaudiéndole de pie.