Las Ventas. Un cuarto de entrada en tarde fresca. Novillos de Antonio Palla.desiguales de presencia y juego

Cristián Escribano: silencio y oreja.
Adrián de Torres: división de opiniones y saludo desde el tercio.
López Simón: oreja y saludos desde el tercio.

Parte médico de Adrián de Torres: Puntazo en la cara posterior del muslo izquierdo de 15 centímetros. Contusiones y erosiones múltiples. Pronóstico leve, salvo complicaciones.

MADUREZ Y PROYECCIÓN

Buen arranque de la miniferia de la Comunidad. Por enésima vez no funcionó el ganado, un encierro manso sin paliativos, y, sobre todo, sin fondo alguno de Antonio Palla. Pero la sal de la función la pusieron los tres novilleros, que no se arrugaron en ningún momento y anduvieron siempre por encima de las circunstancias.

Escribano y López Simón fueron los que se llevaron el gato al agua con un trofeo cada uno, de diferente peso uno y otro, pero es necesario precisar que De Torres también estuvo bien, muy valiente con el lote más esaborío.

Quede claro que el toreo bueno salió de los trastos de Escribano en la faena al cuarto, el único que regaló algunas embestidas francas por los dos pitones, y el ya "veterano" novillero, que está pidiendo a gritos ya el toro, lo supo aprovechar para torearlo muy despacito, con largura y compás, con especial sabor.

El de Antonio Palla manseó de salida, huido y sin ninguna fijeza, y esperó mucho en banderillas. Pero en la muleta demostró nobleza y cierto buen son, y Escribano lo vio claro desde la primera tanda por el lado derecho de muletazos templados, largos y ligados.

Acertó el torero en tocarle las teclas adecuadas. El secreto estuvo en darle la distancia y pausas adecuadas, y no apretarle mucho por abajo. Dos tandas más por ese pitón de notable ejecución y una primera al natural de exquisita cadencia.

Muy bien el joven madrileño en una labor medida y compacta, cuyo único pero fue la falta de ritmo, pues al novillo, como todo el envío, le faltó final. No obstante solventó Escribano este hándicap con adornos y recortes muy a modo en el epílogo. Agarró una buena estocada y cortó la oreja de mayor valor de la tarde.

Antes, con su noblote pero flojo primero, Escribano estuvo solvente en una faena aseada de muletazos sueltos, sobre todo por el lado izquierdo.

El otro apéndice del festejo lo paseó el debutante López Simón en su primero por una faena animosa que conectó enseguida con la gente desde la misma apertura de rodillas. Ya de pie, sólo una tanda, pero sólo una, a derechas, con desmayo e hilván, quietud y despaciosidad.

Pero hasta ahí. Por el izquierdo se negó en redondo el animal, que además comenzó también a pararse. López Simón tuvo que recurrir al toreo de cercanías para robarle pases aislados de uno en uno sin demasiada hondura, llegando incluso a pasarse de faena, pues le sonó un aviso antes de montar la espada.

Salió prendido el hombre en el primer encuentro con la espada, algo que pudo contar para que la gente le pidiera la oreja, aún con un pinchazo previo a la estocada. Y como hubo mayoría, oreja al canto.

En el sexto salió a por todas, pero esta vez no pudo ser. Después de un pendulazo en los medios como apertura de faena hubo dos series de muletazos por el lado derecho de estimable trazo. Pero no hubo más, el novillo fue apagándose y esta vez no funcionó el arrimón, y aunque le llegaron a pedir incluso la oreja, esta vez la cosa quedó en una ovación.

De Torres quiso mucho con su desclasado y aplomado primero, con el que lo intentó de mil maneras a base de aguante y valor, pero sin resultado alguno.

El quinto fue novillo manso y con guasa, pues antes de tomar la muleta ya se estaba volviendo. De Torres 'tragó' una barbaridad, aguantando coladas y tarascadas hasta resultar prendido. Faena de arrestos, premiada con una merecida ovación.

Madurez de Escribano y proyección de Alberto Simón, uno a las puertas de la alternativa y otro con un largo camino aún por recorrer. Dos toreros de Madrid que apuntan alto. EFE