Málaga. Un tercio de netrada en tarde agradable. Seis novillos de "La Quinta", pobres de presencia y de juego desigual. Los mejores, primero, segundo y octavo. En sexto y séptimo lugar se lidiaron dos "remiendos" de Julio de la Puerta, más aparentes y manejables.

Sergio Flores, ovación y vuelta.
Adolfo Ramos, ovación tras aviso y silencio tras dos avisos.
Manuel Rodríguez, silencio tras dos avisos y silencio tras dos avisos.
Juan Ortega, ovación tras aviso y silencio tras avisos.

 

UN PLOMAZO COMO ARRANQUE

El novillero mexicano Sergio Flores, que reaparecía después de la fuerte cornada que sufrió en Madrid, dio una buena imagen en el conjunto de su actuación.

Mostró buen oficio en el que abrió plaza, un animal noble pero sin fuerza, con el que dejó chispazos de buen gusto. Más opciones tuvo en su segundo, con el que brilló sobremanera en el toreo en redondo. Dio una vuelta al ruedo tras petición.

El mejor novillo de la tarde le correspondió en primer lugar al melillense Adolfo Ramos, que desarrolló una faena intermitente de la que sobresalieron dos excelentes derechazos.

Su segundo fue otro utrero con opciones al que no terminó de cogerle la velocidad. Las ajustadas manoletinas finales fueron lo más destacado de una faena excesivamente larga.

El malagueño Manuel Rodríguez acusó su falta de actividad en el conjunto de la tarde. Dejó detalles sueltos en sus dos faenas, en las que también se alargó demasiado. Con la espada fue un desastre dando tiempo a que sonaran dos avisos en sendas labores.

Juan Ortega sólo pudo dejar detalles de buen gusto en su primero, con el novillo de "La Quinta" más complicado del encierro, pues orientó muy rápido por los dos pitones. El último tuvo nobleza por el pitón derecho pero su labor tampoco terminó de "romper". EFE