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Fandiño salva su encerrona en Bayona a pesar de Fuente Ymbro
10 Agosto 2013Bayona (Francia) Toros de Fuente Ymbro, el segundo como sobrero, bien presentados y deslucidos en conjunto.El primero obedeció sin "romper" y con querencia a tablas. El segundo bis, bajo de raza también, no repitió ni humilló. El tercero, algo brusco, tuvo movilidad antes de "rajarse" al principio de faena. El cuarto, que manseó en el caballo, fue noblón a pesar de su escasa raza y justas fuerzas. El quinto embistió de forma irregular. Y el manso sexto, también adoleció de pocas fuerzas. Todos los arrastres, excepto el primero, fueron pitados, y el ganadero fue despedido de la plaza con una sonora bronca. La plaza tuvo más de tres cuartos de entrada en tarde soleada y con ligero vien
El balance de Iván Fandiño, que actuó como único espada, es el siguiente: ovación, oreja, silencio, ovación, dos orejas con bronca a la presidencia por conceder una de mas, y ovación.
El premio al mejor picador recayó en Juan José Esquivel.
AMOR PROPIO PARA SALVAR LOS MUEBLES
Fandino no vale ni para enfermero ni para disfrazar un toro desrazado en toro bravo, con lo cual, frente a una corrida totalmente a contra estilo, por acercarse a lo peor del toro "comercial", su mérito fue grande al conseguir mantener el interés a lo largo de toda la tarde.
El público de Bayona siguió su actuación con verdadero fervor, y en otras condiciones esta tarde hubiera supuesto una consagración para el torero. Si no fue el caso, es que la corrida no valió ni para el arrimón. Además, varios toros acusaron, y mucho, los excesos de manejo que pueden explicar sus comportamientos informales y su ausencia de codicia.
A fuerza de moverlos y de someterlos a diario, sea para correrlos o para ponerles fundas, ya no saben los animalitos cuando toca enfadarse u obedecer. Y a la larga, esto se asemeja a un proceso de domesticación, no deseado, pero real.
Recibido por un "aurresku" de honor cuando el alcalde de la ciudad le regalo una "makila", y despedido cariñosamente cuando salía a hombros, Fandino se llevó probablemente de Bayona un sabor agridulce.
Supieron a poco los muletazos hondos que pudo dar sin poder ligarlos casi nunca por falta de raza de la corrida, y se echó de menos un lote más acorde con el momento que atraviesa.
Pocas veces pudo brotar ese toreo potente, encajado y ortodoxo que atesora, puesto que no le salió ningún toro de los que se pueden apretar para abajo, para que surja el cante grande. Mató de forma superior el segundo, cuarto y quinto.
André Viard EFE