Toros en El Puerto

JOSÉ CÁNDIDO EXPÓSITO "JOSÉ CÁNDIDO"

 

PRIMER TORERO PROFESIONAL QUE MORÍA COGIDO POR UN TORO, ELLO SUCEDÍA EN EL PUERTO DE SANTA MARIA (CÁDIZ) EL 23 DE JUNIO DE 1.771


"En er Puerto murió er Cándido
y ayi remató su fin;
le mató un toro de Bornos
por librá a Chiquilin...."

Así reza la copla popular. Y es verdaderamente triste que, casi a los comienzos de nuestra historia, tengamos que ensombrecer el relato con la página trágica de la muerte de un torero.


José Cándido fue uno de los matadores más famosos de su tiempo. Un tiempo ciertamente nada fácil para destacar, pues era el de los Romeros, los Palomos,«Martincho», y tantas otras figuras con las que el Cándido alternó repetidas veces.

Muchos aficionados a la historia de la Fiesta, tienen a este torero como natural de Chiclana; pero debió de nacer en Cádiz, pues el 30 de noviembre de 1734 fue depositado en la Casa de Expósitos de Santa María Magdalena de esta capital. Recogido por una familia con residencia en San Roque, pasó con ella a dicha población, trasladándose más tarde a Chielana donde se avecindó Aquí, pues, creció y se hizo muchacho José Cándido; pero no fue éste su lugar de nacimiento.

Desde niño se aficionó al toreo, y pronto formó en la cuadrilla de Lorenzo Manuel Rodríguez «Lorencillo», de quien aprendió el oficio, sobresaliendo tan pronto en él, que el 25 de mayo de 1758 hacía su presentación en Madrid, tomando la alternativa de manos del matador Diego del Alamo «El Malagueño». No fue afortunada esta tarde, pues «Capitán», el toro de su alternativa, le derribó al dar un pase, por lo que hubo de retirarse sin poder terminar con él.

 

 


Toreó en las principales Plazas de España, que por aquellos años se iban pro
lificando por todo el territorio nacional, y pronto alcanzó el favor de los públicos, que admiraban en él sus raras condiciones de serenidad, valor, y una sin igual ligereza que le permitía repetir una y otra vez la entonces famosa suerte, aunque no de famosa suerte, aunque no de
su invención, como se le atribuye del salto de testuz, que consistía en pasar por lo alto del toro, de cabeza a pies, apoyando previamente el pie en la testuz de la fiera para lograr el impulso necesario.


 También se le atribuye equivocadamente la invención de la suerte del puñal, que aprendió del limeño Mariano Zeballos, quien por cierto la practicó por primera vez en la Plaza del Puerto el 5 de agosto de 1770, día en que, con Sebastián Jorge y Vicente Bueno, actuaba como espada nuestro José Cándido. Esta suerte utilizaba para realizarse un simple sombrero redondo, de los que antes se usaban, y que todavía figura en la actual indumentaria de los picadores, con el que se citaba a la res, y se la pasaba cual, si fuera una muleta, y al cruzarse toro y torero, éste lo apuntillaba con el puñal que esgrimía en la diestra.

La fama que el Cándido obtuvo practicando estas dos suertes fue inmensa, y si una y otra eran buena prueba de su valentía, no lo eran menos de su agilidad y acierto.

Todo ello vino tristemente a acabar aquel trágico 23 de junio de 1771. Y el escenario fue la Plaza del Puerto de Santa María.

Se celebraban las fiestas de San Juan, en este año nada menos que con tres de las diez corridas de la temporada, que era la tercera desde que se inaugurara la nueva Plaza del Ejido de San Francisco. La primera de ellas, la del 23, sexta de la temporada resultó pródiga en incidencias y la vida de José Cándido tuvo en esta jornada el fatal desenlace que ya conocemos.
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