La tradición
taurina de esta admirable ciudad apenas si tiene parangón, por vieja y
por ilustre, con las de las ciudades de mayor prosapia torera, Madrid o
Sevilla.
Consta que antes de mediar el siglo XVIII ya se celebraban notables
corridas de toros en la plaza llamada de Galeras, que se habilitaba a
tal objeto. Por Real cédula de 1768 se autoriza la celebración de 10
corridas de toros cada año a beneficio del Hospital de Nuestra Señora de
los Milagros. para lograrlo, se hubo de construir una plaza de madera en
el Ejido de San Francisco, frente a la calle de Santa Lucía. Esta plaza
perdura hasta 1802 y fue escenario de notables sucesos taurinos, como la
muerte de José Cándido, acaecida el 23 de junio de 1771.
En 1802 se construye en el mismo lugar una nueva plaza de mayor amplitud
y conveniencias, y es seguro que servía ya a sus fines en 1803, y siguió
así hasta la prohibición de Godoy (1805). Vueltas a ser autorizadas las
corridas, vuelve a utilizarse esta plaza, que es destruida por un
violento incendio el 13 de septiembre de 1813. Se procede inmediatamente
a su reconstrucción, y para defender la plaza de los riesgos de un nuevo
siniestro se construye una cerca de material que la rodee y resguarde.
Tras varias reformas se celebra el 27 de agosto la última corrida. Ese
verano se inicia el proyecto de construir una nueva plaza, y activar
estos propósitos contribuye de modo decisivo un nuevo incendio, que
destruye la plaza en verano de 1877. Convocado el concurso, fue aceptado
el proyecto presentado por don Mariano Carderera y don Manuel Pardo. El
22 de julio de 1878 comenzó el derribo de las tapias y el uno de
noviembre dio principio las obras, que terminaron el uno de mayo de
1880. El día 5 de junio se celebraba la corrida de inauguración,
lidiándose ganado de Atanasio Martín por los diestros Antonio Carmona
"Gordito" y Rafael Molina "Lagartijo". Con más detalles podrán conocer
su historia en "La plaza y su historia"

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