EL TORO DE LIDIA, SU ORIGEN Y ENIGMA

PARA LOS TORISTAS

   

          Z.-Amigo Serrano, hoy comienza el reto y con él lo que puede ser una corrida larga, de meses y sin matadores, sólo hablando del toro. Un tema tan fascinante como agotador, pero sé que he de contar con tu apoyo.

          S.- Efectivamente, en eso quedamos y ese apoyo  no te faltará, aunque sea a modo de oportunos quites radiofónicos, porque el verdadero protagonista de la nuestra Gran Fiesta  lo merece, ya que, tal y como lo señalamos el pasado viérnes, serán microemisiones dedicadas exclusivamente al Toro, el siempre olvidado…

 Z.- Antes de hacer el  tradicional paseíllo, como se hace siempre, pasaremos a la plaza y nos detendremos a esperar que  se nos autorice a cruzar el ruedo, momentos en que comienzas los aplausos, y colocarnos debajo y frente al palco de la Presidencia. Todo está listo para que se anuencia la salida del primer toro. Es desde ahora cuando solicitamos a los distinguidos  aficionados o interesados en el tema, que tomen buena nota. Sí,  porque probablemente algunos cerraran los oídos, desde este primer programa, ya que dicho  con educación, es posible que no sea para usted,  si eres de esos aficionados que tanto abundan; es decir, admiradores de toreros, torerista.

Definitivamente esta serie dedicada al toro y su entorno, no es para usted, pues  sólo mencionaremos  a ciertos lidiadores que  tuvieron alguna influencia sobre  la disminución vital que padece el toro y que se fue gestando a lo largo  de dos pasados siglos. Si resulta que además eres de los que consideran al toro como enemigo y no como el verdadero protagonista, hágase la idea desde ahorita mismo, como  diría Antonio Burgos, que tiene un cero en Tauromaquia, aunque sea el presidente de una corrida. Porque  no hay otro protagonista más auténtico en la Fiesta Brava que no sea el toro, ¡mírelo por  donde quiera!, porque el torero es su antagonista o enemigo. Los años nos han hecho ver, como a los contados buenos aficionados que todavía existen, que el rey-toro es el inocente, el manipulado, y el torero encumbrado es el depredador y el que lo manipula…

Ese toro bravo, con todas sus particularidades, va a ser el motivo de incontables comentarios, desde su larga  prehistoria, hasta su rica y variada historia, recorriendo el fascinante trayecto  de su evolución. Analizaremos con detalles su mundo circundante, el medio natural o artificial donde se desarrollan, lo mismo en España que en México. Y después llegarán hasta ustedes, paso a paso, todas las  fases de su crianza. Haremos despertar la conciencia con la grandeza de este  animal único el mundo, que sigue se ser estudiado debidamente, cuando merece un puesto de honor en las facultades de veterinaria de las naciones hispanas donde se cría este poderoso ejemplar de la biología… que tuvo la desgracia de vivir en España, donde se desconoce el inmenso valor genético que tiene como patrimonio invaluable de la Nación. De haber nacido en otra, aunque fuera anglosajona, sería escrupulosamente protegido y ocuparía un lugar preferente en las aulas de las facultades de Veterinaria.

 Que el toro es un animal único está fuera de toda duda. Y como  dice un escritor… y no sólo como ente –como un ser vivo- de una perfección genética excepcional, en cuanto a la función que desempeña en la lidia. Los que compadecen al toro le agravian mucho más que los que le hieren y le matan.  El peor de  los insultos para un ser mitológico es precisamente la compasión. Quienes sienten la lidia de un toro como un acto que se desarrolla creando arte y  sensibilidad, con la fuerza del espíritu y como una ofrenda prodigiosa viéndola desde los tendidos, estarán siempre de acuerdo en que es mejor matar a un toro en la plaza que en el matadero. La mayoría de la gente no lo sabe, pero los matarifes les hacen a veces barbaridades a los pobres animales mansos. El destino del toro bravo es morir luchando como un valiente, así como el manso rehuye y se arrincona envuelto en su cobardía. Y esto lo dijo el gran Joselito el Gallo.

          Un día de finales del siglo XIX, concretamente en 1896 fue invitado un norteamericano por unos amigos ingleses a ir a una corrida de toros en Madrid, y el paisano de Mr. Bush les preguntó “¿A una corrida? ¡No! –contestó y dijo: Prométanme ustedes que veré matar a un torero e iré con mucho  gusto. Pero  no  me inviten a ir a ver descuartizar a pobres caballos indefensos.” Los verdaderamente pobres son quienes piensan a sí. En una de esas barbaridades anglosajonas, no es de extrañar que uno de los duque de Veragua,  ganadero de toros bravos, se levantara de la mesa y dijera: “Lo único que les  interesa a tantos piadosos es quitarnos una tradición ¡Eso, jamás! Es bien sabido que las corridas son en nuestra patria el gran lazo de unión entre todas las clases sociales, una democracia perfecta.  Así que al acabar con ellas lo que pretenden es también acabar con la unidad del alma española.”

S.- No cree Zaldivar que esa frase del duque deberían oírla los legisladores de Bruselas.

Z.- ¡Por supuesto que sí! Y es que una  y otra vez, hay que recordar que la implantación de las corridas de toros –para nada se habla de fiesta de toreros- fue el triunfo más grande que haya conseguido pueblo  alguno en toda la historia del mundo. Desde albañiles a zapateros, de todas las profesiones más humildes, derrochando valor, habilidad y entrega, desbancaron a nobles y caballeros poderosos y ocuparon sin enfrentamientos los ruedos de España y América. Los hombres de a pie, con la firmeza de las fibras del corazón, vencieron a los de a caballo. Cuando analicemos paso a paso esa guerra sin armas, siguiendo los pasos de una evolución maravillosa, quedarán, quienes  sigan nuestras emisiones, sorprendidos de tanta grandeza humana, protagonizada por las clases sociales más débiles. En ese amplio sector social está garantizada la continuidad de nuestra sin par Fiesta Nacional.

 En los distintos programas iremos configurando el marco que nos permitirá hacer entender a todos que urge crear una cultura taurina, especialmente entre una parte de la juventud española que está emergiendo y liberándose de la masificación ajena a la cultura y a los buenos modales en el trato social que nos asfixia, donde la educación ha sido suplantada  por vivir mejor, sin que reflexionemos en el alto interés que terminará pagando nuestra sociedad consumista. Y, si no estoy equivocado,  hace falta enseñar cultura taurina, porque si como asegura nuestro inigualable poeta García Lorca,  que la  Fiesta Brava es la más culta del mundo, ¿cómo podremos entenderla si vivimos al margen de ella, llenando los tendidos miles de espectadores que carecen de los conocimientos necesarios?

          Poniendo las cosas en su justa medida, terminemos  con el  mensaje de nuestra primera charla, reflexionando sobre la barbarie humana que nos rodea, los terribles asesinatos, la ocupación de naciones enteras, la lacra espantosa del terrorismo, y tantos otros males, no podemos menos que agradecer a Dios el que  sigamos siendo aficionados a la Fiesta Brava, que se ha convertido en la una de las pocas expresiones del  espíritu humano menos agresiva y, sobre todo, una manifestación artística y cultural que no encuentra nada similar a ella en todo el convulso, alocado planeta tierra.

         Juan José Zaldivar - 16-01-04

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casemo - 2004