EL TORO DE LIDIA, SU ORIGEN Y ENIGMA

XIX)  La Segunda Casta Fundacional: “La Jijona" 

                                    

           Don Juan Sánchez Jijón Salcedo fue el primer ganadero de la célebre familia Jijón del que tenemos constancia histórica. Fue intendente de la vacada del Real Patrimonio hacia el año 1618, época aproximada en que la decidió crear su propia ganadería. Al parecer lo hizo aprovechando la posibilidad que le otorgaba su alto cargo y así, sin duda, con criterio más bien empírico, fue seleccionando las reses más finas de tipo y más bravías de la vacada del Patrimonio, escogiendo preferentemente a los de pelaje colorado, sobre todos a los de la variedad “encendidos” o bermejos. Este primer ganadero tuvo poco tiempo en sus tareas de selección, pues lo prioritario era la venta de ganado en pie para el abasto de las diferentes ciudades castellanas. Tampoco destacó mucho su hijo en los trabajos de selección, si bien mantuvo la vacada entre 1647 y 1684.

         Don José Sánchez Jijón, en 1784, recibió en propiedad la ganadería de su hermano Juan. Tras sucesivas herencias familiares fue adquirida por doña Manuela de la Dehesa en 1824 y veinte años más tarde quedó en poder de don Manuel de la Torre, que la trasladó a  la madrileña de Ciempozuelo, junto al río Jarama, desapareciendo así todo vestigio familiar en la propiedad de la ganadería que llegó a constituir una de las Castas Fundacionales de la cabaña brava de España.

         Como se recordará, desde 1693, los ganaderos Juan y José Sánchez Jijón, nietos del creador de la Casta Jijona, se hicieron cargo de la misma, aunque fue Juan el que se preocupó de seguirla seleccionando y acreditarla, dedicándola ya a la cría específica de toros de lidia. Él fue el que incorporó a la divisa vacas de don Lorenzo Robles, ganadero toledano de Ventas con Peña Aguilera, que poseía reses que se ajustaban al prototipo que Sánchez Jijón quería infundir y fijar en la ganadería. Y, así, disfrutando de la paciencia necesaria y a base de años de trabajo creó el verdadero toro de Casta Jijona, el toro castellano, grande, fiero y de pelo colorado que tanto llegó a temer José Rodríguez (Pepe-Hillo), llegando uno de ellos, llamado Barbudo, a segarle la vida en Madrid. La labor selectiva de don Juan Sánchez Jijón la continuó su sobrino Miguel desde 1743, alcanzando la ganadería su época de gloria en aquellos años de mediados del siglo XVIII.

          En 1646 aparecen los nombres de varios ganaderos de reses bravas, destacando entre todos, primero a don Juan Sánchez Jijón, seguido de don Blas Jijón, creador de la Casta Jijona ya señalada; año en que por primera vez aparece apellido tan celebérrimo en los fastos ganaderiles (véase año 1786). Otros de los nuevos ganaderos fueron: don Antonio de Madrid Mostacero, que tenía reses en Consuegra (Madrid), y en  1654 el de don Matías Madrid, asimismo de Consuegra, que debió ser hermano de don Antonio,  presbítero o cura, primero también de los muchos eclesiásticos famosos que habían de figurar como criadores de toros en los carteles. Del mismo año es también el nombre de doña Jacinta María Calvo y Manrique, viuda de don Antonio Maroto.

          El primer ganadero Jijón apenas tuvo tiempo para avanzar más en el proceso. Desde 1693, Juan y José Sánchez Jijón, nietos del creador de la ganadería se hicieron cargo de la misma, aunque  fue don Juan el que se preocupo de seleccionarla y acreditarla, dedicándola ya a la cría específica de toros para la lidia. De todas formas ya existía esa ganadería en poder de la familia Jijón desde principios del siglo XVII, pero la extensión de su fama a todas las plazas de España data del siguiente siglo, cuando don Miguel Jijón, en 1786, le dio impulso y, tal fue su popularidad, que jijones se llamaron todos los toros que competían ventajosamente con los de las castas andaluzas (Vistahermosa, Vazqueña, Murube, etcétera); y se le conoce como jijona la pinta colorada encendida que era característica de ella.

         Y así, con paciencia y a base de muchos años de trabajo selectivo, creó el toro de Casta Jijona, que alcanzó mucha fama durante los siglos XVIII y XIX. La labor selectiva de don Juan Sánchez la continuó su sobrino Miguel desde 1743, alcanzando la ganadería su época de oro en aquella época. En 1784 la ganadería pasó a ser propiedad de don José Sánchez Jijón, hermano de don Juan. Tras sucesivas herencias familiares fue adquirida por doña Manuela de la Dehesa en 1824 y en 1844 quedó en poder de don Manuel de la Torre, que la trasladó a la localidad madrileña de Cienpozuelos, junto al río Jarama, desapareciendo así todo vestigio familiar en la propiedad de la ganadería que llegó a constituir una de las más importantes de la cabaña brava española, nos asegura el doctor Adolfo Rodríguez Montesinos.

         Los últimos vacunos de origen Jijón quedaron extinguidos por completo durante la Guerra Civil Española, aunque desde comienzos del siglo XX su regresión había sido considerable y estaban limitados a un número reducido de vacadas, que fueron cruzándose de forma paulatina con reproductores de otros orígenes. De este modo, aunque, como dice el doctor Adolfo Rodríguez Montesinos, el conflicto bélico fuera la causa última de su desaparición, la escasa capacidad de adaptación de las ganadería Jijonas a la evolución del espectáculo taurino, las había condenado ya de antemano.

   

   Juan José Zaldivar 25-06-04           

Volver

casemo - 2004