EL TORO DE LIDIA, SU ORIGEN Y ENIGMA
XXIII) La primera Casta Fundacional Andaluza: Cabrera - I -
Ya quedó señalado que, de
todas esas castas, más o menos bravas, los toros mejor criados, y donde
más puros se han mantenido hasta el presente, ha sido en las riberas y
marismas del Guadalquivir, el río por excelencia de los toros bravos, y
en las marismas del Guadalete, donde nació la ganadería prefundacional
de la “casta de toros fraileros.” Es por ello que a los cartujos de
Jerez de la Frontera haya que asignarles el mérito de figurar entre los
primeros y mejores criadores de reses bravas de Andalucía y cuyo legado
será siempre patrimonio cultural e históricos de todos los aficionados
de la provincia de Cádiz,
especialmente de los jerezanos y portuenses. De
la vacada de los cartujos jerezanos o de los dominicos sevillanos,
descienden las castas básicas que del toro andaluz preponderaron
y que podemos reducir a tres: las de los toros cartujanos –al
igual que llamamos los caballos-, que cuajó en la de don Luis Antonio
Cabrera, en la que entran las similares de Gallardo -ganadería ubicada
a un tiro de flecha, desde el límite Norte de la ciudad de El Puerto de
Santa María, en las tierras de las marismas del Guadalete-, y la
ganadería de Espinosa, porque las tres provenían de la misma fuente
diezmera de los frailes que percibían en especie los diezmos, con que
iniciaron la formación de sus ganaderías de bravo; la de los toros
cruzados, representada por la mestiza de don Vicente José Vázquez,
verdadera grande ganadería fundacional, como la anterior del conde de
Vistahermosa.
Una de aquellas ganaderías, que procedía
de los diezmos, que determinadas órdenes de frailes cobraban en
especie, de sangre lógicamente bastardeada por la mezcla de diferentes
castas y de origen imposible de precisar, se derivó la fundacional que,
a nombre de don Luis Antonio Cabrera, inició su andadura histórica
hacia el año 1740 y que alcanzó la inusitada fama con que ha pasado
hasta nuestros días. Prestigio o fama que llegó a su máximo esplendor
en manos del yerno de don Luis Antonio, casado con doña Bárbara, hija
de don José Rafael Cabrera Ponce de León y Luna. cuando
José Rafael Cabrera, adquirió la inusitada fama con que ha Sin
embargo, la única “cantera brava” que ha permanecido sin bastardear,
al menos hasta el año 1974, en que dejé de trabajar
en la Reserva Biológica de Doñana, han sido las manadas o hatos que se
crían en el Coto del Rey y en el conjunto del Parque Nacional de Doñana.
Así, siguiendo un orden, entre los primeros
que seleccionaron los toros debieron estar los Cartujos de Jerez,
Cabrera –seguido por los Gallardo-, los Rivas, el conde de
Vistahermosa II (pues al primero no le dio tiempo) y Vicente José Vázquez.
Esto en cuanto a la Baja Andalucía, pues de las otras poco se sabe con
absoluta certeza. En Navarra se hacía la prueba del cesto en las
ganaderías, que era el único método de selección. En América
sabemos cómo probaban los toros moviendo un muñeco de considerable
tamaño, al que debían de embestir, aún cuando ello se llevaba a cabo
sin intención genética, sino para elegir los menos malos y soltarlos
en la plaza… En
este sentido, no fue hasta la publicación de “La Tauromaquia” de
Rafael Guerra (Guerrita), de finales del siglo XIX, cuando se informa
que la moderna tienta de reses se iba generalizando ya en casi todas las
ganaderías, ya que en algunas no se efectuaba, y en otras solo
se tentaban becerras. En la antigua ganadería de don Álvaro Muñoz
y Teruel sólo se probaba la bravura de los becerros, soltando uno a uno
en un corral, en cuyo centro se colocaba un dominguillo, mereciendo la
aprobación el que remataba en el bulto.
A don Vicente José Vázquez le cabe el honor de haber sido al
primero en realizar la tienta.
Don José Rafael Cabrera no hizo otra cosa
que mejorar los resultados de la limpia de sangres bastardas que había
emprendido medio siglo antes su suegro, y que logró gracias a toda una
serie de métodos selectivos empleados para el rejuvenecimiento de los
elementos básicos,
logrando –según Luis Uriarte- el toro de “buena alzada,
corpulento, largo y de cuello alargado o galgueño –el cuello agalgado
del Miura-, de pelajes negro, colorado y cárdeno, berrendo y salinero.
Bravo, encastado, fuerte, poderoso y con facultades, receloso y de
sentido si era mal lidiado… características que pasaron a los toros
de Gallardo. Y hay que insistir, porque el tema incumbe especialmente a los aficionados gaditanos, la Casta de Cabrera tiene su verdadero origen en don Luis Antonio Cabrera, que fue quien formó la vacada, al adquirir en 1740 ganado de casta de los frailes andaluces; si bien el segundo, José Rafael Cabrera pasa por ser el creador de esta Casta Fundacional de la ganadería española hacia 1780. Pero no está claro si la compra inicial fue realizada a los Cartujos de Jerez o a las Dominicos de Sevilla, pero ello carece de importancia, ya que la ganadería de los Dominicos se formó a su vez con reproductores cedidos por los Cartujos jerezanos, vacadas que tenían idéntico origen al haberse constituido con reses procedentes del pago de los diezmos o aportaciones, que cada ganadero estaba obligado a entregar anualmente a la Iglesia. Continuará… Juan José Zaldivar 30-07-04 |
casemo - 2004