Origen y evolución del toreo

 Nº  10 -  25 Noviembre  2005    (Textos originales del Dr. en veterinaria D. Juan José Zaldivar)

CRONOLOGÍA HISTÓRICA, en España: (SIGLO XIV)

   

1311:

           Desde el reinado de Alfonso XI el Justiciero (1311-1350), la diversión por excelencia de la población de Madrid; es decir, desde la época medieval, han sido las corridas de toros. Alfonso XI, el Justiciero, fue rey de Asturias, León y Castilla. Nació el  (27-09-1311) y falleció en la epidemia que cundió cuando sitió con sus tropas el Peñón de Gibraltar, el (26-03-1350), a los treinta y nueve años de edad. Era hijo de Fernando IV y de doña Constanza de Portugal. Contaba tan sólo un año y veinte días al morir su padre, quedando bajo la tutela de un Consejo de Regencia formado por su madre doña Constanza, los infantes don Pedro y Don Juan, tío del difunto rey Fernando IV, como hijos que eran de Alfonso X y hermanos de Sancho IV, y de la abuela doña Maria de Molina, viuda de Sancho IV y madre de Fernando IV.         

1348-1492: 

            En  la plenitud de nuestro Medievo (1031-1348), hasta  llegar a la Baja Edad Media en que los reinos cristianos se acercan a la culminación de la Reconquista (1348-1492), se celebraron innumerables corridas, de las cuales a vez contamos con mejores y más documentados testimonios. Hay constancia de que en esta última época los españoles musulmanes del reino de Granada participaban en fiestas de toros rivalizando con los cristianos en los momentos de tregua. Véasen los trabajos de Beatriz Badorrey y Martín sobre historiografía medieval y fiestas de toros, caballerescas  y populares.

 1382:

El rey Carlos II de Navarra, en 1382 –incluso antes-, mandó pagar cincuenta libras a dos hombres de Aragón, uno moro y otro cristiano, que hizo venir de Zaragoza para matar dos toros en su presencia, en coso cerrado en Pamplona.

 1385:

             El rey Carlos II de Navarra, en 1385, mandó pagar cincuenta libras a los que en su presencia, y venidos de Zaragoza, mataron dos toros en Pamplona. En la localidad de Fraga el aragonés don Juan I, el (19-04-1387), hizo preparar dos toros bravos para probar unos perros alanos de Castilla. Sin duda ello tenía por objeto conocer las habilidades de dichos cánidos con vista a ser utilizados en la correría de toros para, una vez cansados por los perros, facilitar que fuesen alanceados por el monarca.

 1387:

              En la localidad de Fraga el aragonés don Juan I, rey de Aragón, Valencia y Barcelona, “amador de todas las gentilezas” y “rey cazador”, reinó entre los años  (1387-1395). El (19-04-1387), por ser uno de los más vehementes entre nuestros reyes aficionados, hizo preparar dos toros bravos para probar unos perros alanos de Castilla. Sin duda ello tenía por objeto conocer las habilidades de dichos cánidos con vista a ser utilizados en la correría de toros para, una vez cansados por los perros, facilitar que fuesen alanceados por el monarca. Se dice que fue el instaurador de los juegos florales en la Península Ibérica, pero sabemos que las primeras noticias sobre ellos datan de mayo de 1324 en la ciudad de Tolosa. Juan I trajo de Francia, para dicha corrida,  trovadores y desarrolló en su reino Cortes de amor según los refinados y delicados gustos provenzales. La profunda afición por los toros, la subraya Rafael Tasis en su libro “Pedro el Ceremonioso y sus hijos (Pere el Ceremoniós i els seus fills):

              “Joan I fou un autentic aficionat a los curses de Graus: una carta seva, escrita en castellá, de Barcelona estant, a un matador de tors, probablement súbdit del rei de Castilla, i el nom del cual per a desesperaçió dels erudits de la tauromaquia, no es esmentat en el reial document, diu textualment:

              Porque querríamos tomar plazer en veros matar toros, vos dezimos e mandamos que vengades aquí a nos, con quatro toros los más bravos que haver podredes e ocho murillos e dos alanes vaqueros e dos matatoros e questo non mudades ni tardedes si nos cobdiciades complacer e servir, comnos vos faremos aquí satisfacer cumplidament todas las misiones e treballos e faremos a vos a a los dictos matatoros aquella remuneración que conviene.”

              Don Juan, sin duda, intentaría compensar la innegable violencia de aquellas corridas con toda gentileza propia de las cortesías medievales. Y  no fue  él el primer rey  español aficionado. Sabemos que en el camino de Santiago de Compostela fue agasajado en Buegos el rey Luis VII de Francia por su consuegro, ell emperador Alfonso VII, con lidia  de toros.

1388:

          Los historiadores del Reino de Navarra recogen el nombre de Juan Gris como el de un comisionado por el rey Carlos III el Noble, para recoger los toros más bravos que en la Ribera encontrase y que habrían de ser dedicados a las fiestas celebradas con ocasión de la visita del duque de Borbón el año 1388. Sábese también que uno de los más notorios matatoros fue  Juan de Santander que alcanzó gran fama en Pamplona donde en 1401 recibió diez florines como pago de su tarea. Ningún nombre ganadero hallamos en estos siglos y por tanto quizás no sea aventurado el decir que específicos criadores de toros no existían tal y como hoy entendemos esta actividad pecuaria, ya que entonces la mayor parte del ganado bravo se criaba en grandes extensiones comunitarias.

            Sin embargo, aún no se ha podido concretar la forma en que actuaban los llamados «matatoros» en el norte de España, siendo lo más lógico, a juicio de don Filiberto Mira, «el deducir que para matar a los toros practicaban unas suertes a pie, que puede estimarse como preludios del posterior toreo pirenaico, y que consistían en emplear instrumentos no arrojadizos. Posiblemente unos especiales venablos o algo similar como espadas -ya utilizados por los íberos-, y en una tarea no fácil por lo bien pagada que estaba, ni plebeya por lo mucho que era estimada por los reyes y nobles. Lo que sí está claro es que aquellos matatoros norteños ninguna relación tuvieron con las posteriores corridas ecuestres que surgieron en Castilla, pero sí en ellos hemos de considerar un precedente de lo que luego serían los matadores de toros que se iniciaron como complemento de las caballerescas lides.»

               Juan de Santander, lidiador que actuó en 1388 rematando astado de la antigua ganadería navarra propiedad de de don Joan Gris, de Tudela (Navarra), cuyo nombre aparecía por primera vez lidiando toros esa temporada. Los historiadores del Reino de Navarra recogen el nombre de Juan Gris como el de un comisionado –en otros escritos figura como ganadero-, por el rey Carlos III el Noble, para recoger los toros más bravos que en la Ribera encontrase y que habrían de ser dedicados a las fiestas celebradas con ocasión de la visita del duque de Borbón el año 1388. Sábese también que uno de los más notorios  matatoros fue el referido Juan de Santander que debió torear al menos entre los años 1388 a 1401 cuando menos y que  alcanzó gran fama en Pamplona donde en 1401 recibió diez florines como pago de su tarea. Ningún nombre ganadero hallamos en estos siglos y por tanto quizás no sea aventurado el decir que específicos criadores de toros no existían tal y como hoy entendemos esta actividad pecuaria, ya que entonces la mayor parte del ganado bravo se criaba en grandes extensiones comunitarias.

                

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