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LA GACETILLA TAURINA |
Nº 101- 22 de Octubre 2007 (Textos originales del Dr. en veterinaria D. Juan J. Zaldivar) |
Gacetillas de Psicología . (Un complejo mundo de comportamientos diversos) |
En muchas ocasiones he señalado que, desgraciadamente, la casi totalidad de los individuos de la especie humana pasan por la vida sin haber conocido la grandeza del conocimiento de la vida, costumbres y comportamiento de los animales, cuando todos, desde el más insignificante hasta el más gigantesco, como las grandes están sobre la Tierra cuando la presencia del Hombre no era ni siquiera una ficción. Es una verdadera lástima, porque de todos ellos se sacan conclusiones, muchas veces asombrosas. Y es que el medio natural, en ese el que vivieron nuestros antepasados, expuestos a todos los peligros, es tan rico y variopinto en los más inesperados hechos y actitudes de algunos animales, que se escapan a la imaginación. Cualquiera de ellos tiene más mensajes y belleza que el fantasioso Harry Potter y, sin embargo, pese a la formidable carga de verdad que encierran, son unos desconocidos. Había dejado la Gacetilla nº 16 con Catita y Apolo amamantados por una vaca lechera, que los aceptó a los dos días. Pero conviene aclarar que no todas las vacas aceptan dejarse succionar la leche por terneros que no sean los suyos. Algunas nunca. Otras, en cambio, entre dos y seis días ya no reparan en ofrecerles sus ubres a terneros extraños. Las más “humanizadas”, es decir, las que conviven más estrechamente con el hombre, aceptan antes sus normas sociales. En cambio, una vaca brava, por lo general, jamás aceptará un ternero ajeno. Con respecto a lo últimamente citado, podemos dar patente de certeza, a un caso verdaderamente insólito, observado reiteradas veces por este autor, hace un cuarto de siglo, recompensa y fruto de pacientes miles de horas de observación, de decenas de años: dos vacas de lidia, que eran “buenas amigas” –tal vez gemelas- desde su tierna infancia, se dejaban mamar por ambos terneros, el suyo propio y el de su compañera. Una y otra vez, cada ternero succionaba la leche de su respectiva progenitora, cuando las ubres estaban turgentes, para seguidamente, ambos se dedicaban a exprimir las de ambas, sin que éstas mostraran el menor desagrado. Las dos vacas citadas, procedentes del rancho de San Antonio de Triana, de casta del Saltillo, llegaron de añojas al rancho El Coloradito. Eran muy parecidas y siempre estaban juntas. Hasta tal punto que, incluso se ponían en celo en los mismo días y horas y el semental que les correspondía las cubría, algunos años, hasta la misma fecha. Salían hermanadas de sus encames hacia los bebederos, daban a luz a sus terneros con una diferencia de tres o cuatro días y hasta se acompañaban en sus respectivos partos. En las fechas de vacunación, siempre se capturaban juntas y se vacunaban una seguida de la otra. Este debe ser un caso único -descrito en el primer Cuaderno Taurino, de la serie “El Mundo del Toro Bravo”, publicada en 1990 en la ciudad mexicana de Zacatecas-, ya que no ha sido reportado otro caso semejante, lo que permite incorporar este hecho al conocimiento científico.
En ese
sentido, muchas especies superiores, tal es el caso de los delfines,
cuando una hembra da a luz, siempre está rodeada de compañeras
dispuestas para ayudarle. Tan pronto ocurre el parto, son ellas las que
sostienen al recién nacido y con sus morros lo suben a la superficie
para que respire, repitiendo la misma operación hasta que en pocos
minutos se vale por sí mismo. Observar hechos como este a unos metros de
distancia y comprobar la alegría del grupo ante el nacimiento de una
nueva cría es algo que sobrepasa muchas veces la capacidad de nuestra
pobre imaginación |
casemo - 2004
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