LA GACETILLA TAURINA 

 Nº  104-   12 Noviembre 2007   (Textos originales del Dr. en veterinaria D. Juan J. Zaldivar)

Gacetillas de Psicología . (Una amistad entrañable...,con un animal)

                              

            Fue una amistad tan hermosa como sorprendente. Apolo había llegado a tenerme tal cariño filial, que durante tres largos años, los dos  que tuvieron que pasar para realizar con sus compañeros la tienta de machos, más el que permaneció creciendo en los cerros, no pasaba más de dos días sin ir a verlo y pese a que se encontraba distante del camino, pastando con sus compañeros, bastaba que lo llamara para que viniera, mientras los otros utrero y novillos, si estaban cerca, se alejaban, pero a cierta distancia, se volvían a observar lo que hacía tan extraño compañero. Si los suyos salían corriendo, él se asustaba y se iba tras ellos, pero la insistencia en llamarlo hacía que se regresara, se paraba junto a mi, me miraba fijamente y todo hacía creer que estaba a gusto, pero de súbito, al observar a los suyos, quería irse con ellos. Cuando trataba de marcharse, me interponía en su camino, aunque se le notaba en sus movimientos el no saber qué hacer. Claramente se delimitaban en su cerebro los mecanismos de una fuerte lucha interior: por un lado, sus compañeros le atraían; por el otro, la amistad entrañable que sentía por mi, le hacía detenerse y esperarme.

            Lo dicho en este último párrafo puede que no tenga importancia alguna, debido especialmente a que no disfruto de la sabiduría necesaria para describir esas escenas con el estilo impactante que merecen. Pero el esfuerzo queda hecho y siempre el lector que recorra estas líneas puede al menos imaginarse la grandeza de ánimo que embarga a quien con apasionamiento ha vivido tantos momentos de amistan con un bravo animal, allá perdido en los tortuosos caminos de un rancho en el semidesierto del Estado mexicano de Zacatecas, tan lejos de España y olvidado casi de todos, pero con el espíritu siempre ilusionado de vivir entre el ganado bravo: la gran pasión de mi vida y ahora, por qué no, agradeciéndole siempre a Dios el tener la oportunidad de narrar aquellos hechos vividos con toda intensidad, hace más de un cuarto de siglo.

            Al final de tantos encuentros amistosos con aquel hermoso e irrepetible amigo animal, por más que me cruzase en el camino entre él y sus compañeros, el final era irremediable, pues se ponía ligeramente nervioso y dejaba al descubierto con sus gestos que deseaba irse con sus compañeros. Las leyes naturales son implacables. Como con nuestros propios hijos (as), que lo reciben todo, también un día, por encima de todo, siguiendo las mismas leyes naturales, dejan a sus padres y hermanos para integrarse a la lucha por la vida. Pero observar, ver y participar de esos fenómenos conductuales de los animales, constituyen hechos impresionantes de esa conducta animal y representan el descubrimiento de unos sentimientos de dimensiones cósmicas o visionarias, siempre majestuosas, que nos transportan a un mundo libre de egoísmos, para entender con meridiana claridad que los animales son tan dignas criaturas de Dios, como los seres humanos más nobles.

            Catita era la otra cara de la moneda. A ella sólo le interesaba lo que más complacía su propio egoísmo. Nunca dio muestras de amistad. Le interesaba más cubrir sus necesidades vitales. Las hembras de todas las especies tienen genéticamente grabadas lo que deben hacer para garantizar la continuidad de la especie. Ni la amistad y menos la nobleza le sirven en modo alguno para lograr sus objetivos de acuerdo con las necesidades a que les somete la naturaleza. Si fueran como los machos las especies animales no se hubieran asentado y desarrollado sobre la Tierra. Ellas están dedicadas a lo verdaderamente importante.  A los machos, por  muy machos y sementales que sean, les basta con su presencia. Los papeles que tienen que cumplir las hembras son esenciales, hasta tal punto, de que desgraciada será la especie animal, aunque sea la nuestra, porque alterar los mecanismos naturales, lo mismo en las hembras que en los machos, los conducirá irremediablemente a su extinción, cuando no a que las sociedades se auto eliminen y otras agrupaciones humanas ocupen su lugar.

         

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