LA GACETILLA TAURINA 

 Nº  91-   13 Agosto 2007   (Textos originales del Dr. en veterinaria D. Juan J. Zaldivar)

Gacetillas de Psicología . (Vivencias incontables)

              

            Ante tal cúmulo de experiencias y vivencias surgen paralelas, entre otras muchas preguntas: ¿Existen diferencias entre el cerebro de un toro de lidia  y de  una vaca?. Ya se han publicado las marcadas diferencias entre la fisiología cerebral entre hombres y mujeres, y el hecho por las que mujeres y hombres utilizan diferentes zonas para expresar sus emociones: ellos tienen más actividad en un área más antigua del cerebro y ellas en la zona nueva, lo que equivale a decir que la mujer emplea la parte más evolucionada del cerebro y el hombre la más salvaje o primitiva. El mismo esquema puede aplicarse a los toros y las vacas. La hembra brava disfruta de una mayor claridad para expresar sus emociones porque cuenta con mecanismos cerebrales más rápidos para percatarse con mayor rapidez que el macho de los peligros y de resolver con prontitud situaciones imprevistas. Es tanto como decir que el macho es más bobo, más bruto, más torpe, pero extraordinariamente más noble que las vacas. Para vencer y librarse de esa ancestral debilidad se montó el machismo soez, pero necesario en ciertas sociedades, para defenderse de esa impotencia ante la vida. Sin embargo, el más macho de los hombres es un muñeco en los brazos de una determinada mujer. La Fiesta Brava está montada sobre ese hecho científico: el toro es más noble y se dejar engañar con más facilidad.

Don José Daza, uno de los hombres que más se internó en el conocimiento de causa de las costumbres de los toros bravos, hace ahora más de doscientos cincuenta años, dice en su obra Precisos manejos... después de haber observado y analizado detenidamente dichas costumbres:

            «No nos engañemos, señores racionales, que he llegado a consentir que ésta es una de las altísimas providencias del autor divino, como lo es que esta especie de fiera -los toros y vacas bravos- no tengan lo que la entendemos nosotros, y que sólo ellos se la entiendan como también mucha parte de la nuestra; sin que nos deje dudas la experiencia en los ejercicios que nos sirven reteniendo en su memoria los nombres que a cada uno les ponemos, y los que damos a los movimientos, que han de ejecutar en obediencia nuestra, sin que jamás ni nunca haya podido la hinchada fantasía del mundo y sus escuelas construir ni averiguar una ni  ninguna de las frases con que ellos se entienden. Que a no desemejarse en la figura sería un grande aprieto...

            Admira y embebece la advertencia y cautela de estos brutos. Empícanse, acompañados o solos, a comer los sembrados, huertas, viñas u otras cosas semejantes, y sin que nadie lo averigüe, los mire ni los estorbe, advierten ellos que hacen mal. Y por no ser cogidos en el hurto, con gran sagacidad y mayor cautela lo hacen a deshora de la noche, y antes de que amanezca se ensotan -se esconden entre los arbustos- y ocultan en lo más tejido de los montes, donde ni el sol los vea hasta llegarles otra hora semejante; y si tienen dónde, diferencian el sitio de su ocultación y del que hacen el daño. Estábanse todo el día inmóviles allí, si no es que los precisan, por no ser descubiertos.

            Más de admirar. Pillan alguna res de las ladronas que no pudo ocultar sus idas y venidas y le echan un cencerro que las publique. Advierte ella el pensamiento, y lo inutiliza demorando su intento por algunas noches. Vuelve a persistir, y yéndose y viniéndose a aquel u otro escondrijo; pero esto lo hace con pasos templados y el pescuezo extendido para que el cencerro no se oiga. Llega a donde daña, come apresurada, se para y escucha por ver si hay quien la mire. Vuelve a afanarse en sus comidas y suspensiones hasta llenar el buche. Y si logra no ser descubierta, con mayor sigilo anticipa o atrasa las horas de irse a su retiro y en la misma forma prosigue los hurtos. Pero si nota que pueden pillarla en el mismo acto, escapa velozmente a su ocultación y se echa como muerta. Y si intentan enredarla con otros ganados no empicados para acarrearla el condigno castigo en aquel paraje, apenas llega o antes de llegar al mismo sitio donde daña, lo resiste o hace fuga aunque no la castiguen...» ¿Existe alguna duda?

 

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