LA GACETILLA TAURINA 

 Nº  94-   3 Septiembre 2007   (Textos originales del Dr. en veterinaria D. Juan J. Zaldivar)

Gacetillas de Psicología . (Después de recorrer el cerebro ¿qué más?)

          
        
Los sabios investigadores cordobeses (Dres. Castejón Calderón y Santisteban García-, encabezados por Rodríguez Delgado, acabaron las investigaciones sobre los toros de lidia, en el seno de la Facultad de Veterinaria de Córdoba, realizadas en 1963 y 64, empleando la implantación de electrodos intracerebrales, sin descifrar cómo darle la vuelta a dicha grabación bioquímico-eléctrica, porque el hombre siempre empieza a hablar desde el principio y los puntos del encéfalo estimulados con mini descargas eléctricas, tampoco importa dónde dejó el movimiento anterior, no continúa y vuelve a comenzar como la primera vez. Todo hace suponer, y es posible que se llegará a descubrir, que se trata de procesos mentales automáticos. Tal y como sucede cuando cierras una carpeta en el ordenador,  que al abrirla aparecen las primeras líneas. Ya adelantamos que algunos de los electrodos puede quedar implantados en el encéfalo permanentemente y pueden ser controlados desde lejos por control remoto.

Se dice al respecto que Rodríguez Delgado hizo su demostración en España, en una corrida de toros, pero no es así. Vivimos junto a los científicos todas las investigaciones y los resultados, porque este autor tranquilizó a distancia los animales sujetos a experimentación,  y de “corrida de toros”, nada. Se implantaron dos erales, de pelaje barroso –jabonero- y negro, respectivamente, y un semental, de la ganadería cordobesa de don Ramón Sánchez, en su dehesa llamada Alamirilla. En todos los casos, cada vez que el profesor Rodríguez bajaba  a la placita de tienta, muleta en mano, los animales se le arrancaban y metros antes de ser  arrollado, apretaba el botón del interruptor con control a distancia y los animales se detenían bruscamente cuantas veces lo hiciera.

Para los investigadores, “antes o después este descubrimiento se convertirá en una bendición para la humanidad o  en una maldición.” Es fácil implantar un electrodo en el cerebro  de un niño o de un ternero y ambos pueden ser muy obedientes; dejarán de ser rebelde o bravo, se acabarán los revolucionarios y los toros asesinos, pero todo el encanto natural de ambos desaparecerá. Las personas y los animales implantados en las áreas específicas serán simples vegetales, esclavizados científicamente. Y no lo sabrán, porque la unidad de control remoto puede estar en la capital del país o en la cada provincia, en manos del Gobierno.

Sin embargo, el poder actual de los medios televisivos es inmenso. Con ellos, convertidos en innumerable electrodos implantados en las sociedades,  las mentiras  adquieren más fuerza que las verdades y logran, en manos de los poderosos –cada país cuentan con cabecillas claves- pueden en nuestros días quitar y poner gobiernos de acuerdo con sus intereses, sin que la mayoría se den cuenta de tales estrategias. Nosotros contamos en España con un tal Polanco, que no sólo puede realizar esas “mudanzas” aquí, sino que también, adquiriendo primero los medios de comunicación  en cualquier país latino americano, puede hacer girar las urnas a favor de un elegido personaje, el que más convenga a sus intereses.

Sin embargo puede ser útil para proteger a la sociedad de los criminales, de los asesinos, se podrá cambiar la mentalidad de los ladrones, estafadores y políticos corruptos, se podrá transformar a los violadores; pero también es algo excesivamente peligroso, pero siempre a menor nivel que los actuales medios masivos de comunicación.  Cualquiera que esté en el poder puede hacer de todos los ciudadanos un mundo de esclavos. Y ninguno podría hacer nada porque no lo sabe. Hay que recordar algo importantísimo: dentro de la caja craneal, donde está el encéfalo, no existe sensibilidad alguna. Si te pusieran una piedra o una bala allí alojada nunca lo sabrías; simplemente allí no existen nervios sensibles que puedan informarte. Curiosamente, allí donde la sensibilidad es nula, se acumulan y almacenan todas las sensibilidades del exterior y los recuerdos.

 

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